Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

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No puedo seguir buscando tu aroma en el viento

viernes, julio 3, 2015

Era una escala camino al viaje de verdad y era eso o volar 30 horas seguidas. Así que nos quedamos un día. Debimos habernos quedado más.

No sé si es cierto que en un día no conoce uno una ciudad. Si acaso las calles más llenas de turistas. Sé que unas horas bastan para enamorar.

Me gusta que esté a la orilla del mar. Soñar que a Limón la bañan estas mismas aguas del atlántico. Me gusta que aquí ya no tengo cara de gringa y nadie me habla en inglés. Ver las callecitas llenas de balcones, las cuestas, las colinas, los elevadores, los tranvías y confirmar que Marcelo tenía razón: se parece a Valparaíso.

El que haya dicho que el portugués se entiende todo, estaba muy ebrio, probablemente a punta de capirinhas y futbol en el mundial del año pasado. Es una sensación diferente, escuchar un idioma romance y entender muy poquito. Hablar en español muy despacio, renunciando testarudamente  la universalidad del inglés. Percibir ese acento, esos sonidos, esa entonación, una melodía de  calma controlada y dulce. Hablan como las olas del mar, con la cadencia del Fado. Seguís leyendo

Arrieros somos

jueves, julio 2, 2015

Precisamente ayer en la mañana, discutía yo con Emil, a medias entre tuits y DMs sobre lo ocurrido en el desfile Pride de Sao Paulo. Según las fotos que le deben haber dado vuelta a todo América, un trans hizo de Cristo crucificado y sangrante, dos de Cristos apretándose y otras linduras.

Yo me trepé en el altar de la moral y las buenas costumbres y opiné, con esa facilidad que lo afecta a uno cuando quiere ventearse el hocico. Emil decía que ellos satirizaban los símbolos de quienes los calificaban de abominaciones. Yo, desde el sillón imaginario de mi sala de resolver el mundo, mordía mi pipa freudiana y me calaba los lentes a la europea y decía que no estaba segura si esa satirización era eso o una falta de respeto absoluta y que en mi opinión (la mía, nada de humilde o falsas modestias) haciendo eso no íbamos para ningún lado.

Y lo dije porque lo creo. Porque responder violencia con violencia solo crea más violencia. Pero además, un profundo conflicto moral, al menos para personas como yo, con una alergia neurálgica a la filosofía.

Emil hizo una comparación ingeniosa: “¿Entonces como es sagrado para los demás, no se burlen o aténganse a las consecuencias?”, una referencia evidente a los asesinatos de Charlie Hebdo, cuando yo expuse que el desfile insultó a la pura bulla de los cocos símbolos esenciales de la fe católica y que le estaban tocando los huevos al águila.

Yo alegué que era distinto. Pero en el fondo, no sé si lo es o no. Ambos ofendidos asumen posiciones igualmente fanáticas. Ambos usan diferentes grados de violencia y de incitación de violencia hacia las víctimas. La diferencia es que los católicos no llegan al punto de matar a los gays… hoy. Porque en el pasado ha quedado claro que no les tiembla la mano.

Entonces, ¿qué procede? Siempre me he sentido muy incómoda con aquello de poner la otra mejilla.  Y pienso en la frase aquella del Che que el poder de la violencia a veces es necesario para contrarrestar la violencia del poder. Pero ¿cuándo exactamente? Que uno tiene que ser la mejor persona… pero ¿aun cuando se enfrenta a esos trogloditas?

Como Emil me quiere mucho y yo también a él no pasó a más, quedándome yo en la cómoda posición de juzgar las acciones ajenas en las que por sí nunca me vería involucrada porque eso de hacer performances cristianos en desfiles pride en protugués, no es precisamente lo mío.

Menos de ocho horas después, me unía a la fiesta colectiva de celebración del arresto de Justo Orozco. Hasta hicimos #RezoCR con Adriana Sánchez,  y en un collage colaborativo de varios amigos. De los mejores que hemos tenido desde las elecciones, que transcribo aquí para su disfrute, no sin antes recomendar su piadosa devoción:

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Happy Pride

viernes, junio 26, 2015

Nini:

Hay cosas que jamás me imaginé. La Internet, por ejemplo, incluyendo Google y la forma grosera que le ha bajado el valor al conocimiento acumulado en el cerebro, desenmascarando que ahora funciona más la capacidad de análisis que la de memoria. No me imaginé tampoco, nunca, que llegaría a ver una decisión de la corte de los Estados Unidos de América, es más, dos, reconociendo verdades que dábamos por sentadas: el derecho a la salud y el derecho a la protección legal cuando decido unir mi vida a la de alguien más.

Jamás me imaginé tampoco que yo tendría tan cerca a una persona gay. Nunca me dijiste ¿sabés? Fue una conversación con vos con los ojitos bajos preguntando que si me habían contado y yo diciendo nada más que sí. Pensé en esos años en que veía las fotos del tío Zacarías, hermano de Nenita, un hombre guapo, elegante, de traje, corbata y sombrero, que mami siempre dijo que era de muchas novias que nadie le conocía. Debe haber muerto de cáncer. Mami decía que ella, de niña, le traía los prohibidos cigarros a escondidas.  A mí me dieron las fotos viejas de Zacarías, seguramente porque nadie las quería. Y por años, me pregunté porqué habían postales donde hombres guapos y elegantes como él, firmaban dedicatorias por detrás, jurándole el amor más puro del que es capaz un hombre por un amigo. Seguís leyendo

When it rains, it pours

viernes, junio 26, 2015

Llegué de primera al taller de la agencia, solo para que un sociópata se me colara y me robara el primer lugar de atención. Ya desde que iba en una presa con sol de las 9 de la mañana y no eran aun las 6, debí saber que eso no era un buen augurio. La voz dulce de Fidel en la radio, interrumpiendo el silencio de su luto, cantándole a Laura que le hará el amor bajo los árboles. ¿Qué sentirá ella de oírlo de repente con la canción que escribió para ella? ¿Qué queda de la gente cuándo se va? De él quedó todo ese sentimiento.

Va a durar dos horas. Bueno. Se va o espera? Espero. Me instalo en el clima sub antártico de la sala de espera para de repente ser asaltada por una urgente necesidad de un baño. Me voy a buscarlo, pero está en remodelación, así que me aguanto.

Pero hace frío y la resistencia es tropical y débil. Pregunto con la pena propia de esos temas en un país latinoamericano y me mandan al final de un pasillo oscurso, a un baño mugre por el estado de conservación, pero limpio, que es el que usa el personal, confirmando que el dinero sigue tratando a su gente peor que a peones tempoereros. Me corto en el llavín de filos salidos, en el lugar m+as incómodo: el nudillo del dedo gordo.

Me doy cuenta cuando me escurre la sangre por la mano, de vuelta en la cámara de refrigeración, y me lo llevo a la boca para ver si detengo lo que ya me imagino como hemorragia. Sabe a metal líquido.  Para, pero a los pocos minutos, me empieza a doler la panza, típico de la irritación de la sangre en mi mucosa estomacal marca mírame-y-no-me-toqués.

Ya está su carro. Alisto mis motetes para ir a pagar y me topo de frente con una señora mayor, con la que hace poco hice un negocio y no quedamos en buenas migas. Básicamente me habló muy mal de un gran amigo, y un espíritu chileno o español, me poseyó y le dije, de frente y muy clarito, sin disculparme, que él para mí era un hermano y que me incomodaba mucho que me hablara en esos términos. Obvio que quebré el código tico de la sonrisa hipócrita y era evidente que aun me lo resentía. Me saludó con asco y distancia.

Así que salí a exponer la vida a la calle interna del taller para esperar mi corcel y nada. Pregunté varias veces. Ya viene, tenga paz, espere adentro. Ni mierda, a mí me urge. Detuve a alguien para preguntarle y me dice que el carro salió hace rato, señalándome uno que no era ni el mío ni se le parecía. Ay qué pena, viera que hubo una confusión del cono, présteme la factura, Seguís leyendo

Sole vs el Parque Viva

domingo, junio 21, 2015

Mi hermana nos regaló las entradas, y lo hizo de tan buen corazón, que habiendo revisado Waze porque no somos del tipo de gente que iría a la Guácima y encomendándonos a Autopistas del Sol, nos fuimos para el Parque Viva para ver el Blue Man Group.

Advierto, de previo, que esta no es una crítica constructiva y que sí, soy una amargada, muchas gracias. Para mentirnos de sus ventajas, consulten con los onversionistas. Si siguen leyendo es bajo su propio riesgo. Enumero, a continuación, mis quejas: Seguís leyendo

Día del padre

domingo, junio 21, 2015

De por sí, mis habilidades para manualidades eran nulas. Entonces ¿qué importa si me salí pintando la tarjeta, si quedó con una chorcha de goma, si cosí mal, si no quedó como el modelo? Total, no tenía a quién darle ese regalo y a nadie le importaba.

Mi preocupación era otra: la negociación para que no me obligaran a entregarlo a alguien más.

Mimí dedicó buena parte de su vida y de la mía, a insistir en que mi tío Adolfo me quería como un papá. Pero nunca le creí, ni siquiera desde el principio. Mimí quería que yo le dijera papá, sonreía orgullosa cuando él me presentaba como hija y, para el día del padre, desde tres semanas antes empezaba a joder:

–          ¿En la escuela van a hacer regalos del día del padre?

–          No.

–          ¿Por qué?

–          Esteee… porque hay muchos chiquitos con papás divorciados y es una bronca.

–          Ajá- me decía, sabiendo yo que no me había creído- Si hacen regalos, acordate que el tuyo es para tu tío, que te quiere como si fueras suya. Calda si se lo das a tu abuelo Lalo (mi abuelo materno) Seguís leyendo

Agua pasa por mi casa…

jueves, junio 11, 2015

Armando llegó cuando tercer grado ya había empezado. Venía de años de vivir en el Distrito Federal, que nos imaginábamos lleno de vecindades de El Chavo y edificios de apartamentos como los de Papá Soltero.  La última vez que lo habíamos visto, todos estábamos en kínder, algunos pocos se acordaban de él- yo, por ejemplo.

Tenía el cantadito al hablar. Estaba completamente desubicado en materias como Estudios Sociales o Religión, aunque ese año hacíamos la primera comunión. Hacía chistes que nadie entendía y se perdía con el contexto de los nuestros. Le decía de otra forma al tajador y a las enaguas.

Mis compañeras comentaban su exótica novedad , valorándolo como posible material de novio, a pesar de que acostumbraba recorrer la clase en cuatro patas, dizque buscando un borrador o un lápiz caído, pero en realidad,  para verle los calzones a todas las chiquitas. Como nadie se daba cuenta, empezó a acecharnos en los recreos para lo mismo y para contarle después a los demás si eran blancos o con dibujitos.

Se fue envalentonando, llegando a levantarle las  enaguas a cualquiera que se descuidara y cuando los pellizcos y las quejas no lograron persuadirlo de otra cosa, nos obligó a todas a usar shorts debajo del uniforme. Le mandaron recados, reportes y le pidieron a los papás que vinieran a reunirse con la directora. Armando era, para la moral moraviana del tercero B, un degenerado, un pervertido consumado a los 9 años.

No era la peor de sus excentricidades. Era, apenas, una expresión de la condición de macho, con alguna precocidad y así se veía entonces. Un chiquillo terrible e inquieto, nada más.

Lo otro, era realmente asqueroso y tenía que ver con sus hábitos alimenticios. Seguís leyendo

Willkommen in Costa Rica

sábado, junio 6, 2015

Aterrizó después de 40 horas de vuelo, añejo, con los ojos irritados, agotado, despeinado, medio apestoso pero feliz de haber llegado a la patria. Lo recibí en un silencio emocionado, no tanto de la impresión de verlo de nuevo sino porque mi hipotiroidismo me tiene amordazado el alemán y no me salía ni media frase sin convertirla en anglicismo y con las declinaciones equivocadas. Yo Sole, vos Julian.

La noche antes, su cuarto había sido redecorado, aireado, limpiado, convertido de bodega en habitable, sábanas lavadas y cambiadas y momentos antes de ponerle el edredón con el olor a hogar de Persil, Fusi, queriendo ser parte del comité de bienvenida, se depositó él con sus cuatro bolas favoritas, llenas de mordiscos y babas en media cama, obligando a cambiar todo de nuevo.

Después de comentar la rabia evidente para cualquier extranjero de las carreteras nacionales,  pedir la traducción de staub (“puta presa”), aprender el uso coloquial de mae y pura vida, adoptar a Fuser de primera chupeteada que insistió dormir con él en el cuarto, acomodó valijas, mandó correos, se lavó la cara.

Le entregué el paquete de primeros auxilios: chip de Kölbi, lista de teléfonos de urgencia, instalación de waze y de Guasap, un super protector solar en spray, repelente anti moscos, ungüentos para quemadas y dolores musculares y 3 o 5 diferentes medicinas para panzas revueltas y diarreas. Me sentí como traficante, sobre todo porque el viene de un país donde lo único que venden sin receta son pastillitas de lavanda para los nervios.

Sugirió hablar en inglés para practicar el suyo y derrumbar mi silencio, sin calcular que a partir de ese momento yo no me iba a callar más hasta que lo puse en el bus para la playa, con datos, anécdotas, historia, factoides, información variada. Mi mejor fase de guía turística frustrada.

Le preguntamos qué quería cenar, preparándonos internamente para llevarlo a un restaurante argentino:

–          ¡Tacos!– respondió. Seguís leyendo

Perfume de gardenias

viernes, mayo 29, 2015

Hace un año, escuché al médico dar la orden de repetir la mamografía. “Hay una lesión”- decía. La repitieron seis veces. Una lesión que tenía 50% de posibilidades de ser cáncer y que lo fue. Pero también un cáncer que se detectó a tiempo y eso me salvó la vida.

Hace un año, fui a hacerme el examen de control como todos los años, el día del cumpleaños de Alejandro, aferrada al pensamiento mágico de que nada malo podía pasarme en un día así. Cuando escuché al médico, lo primero que pensé fue que no podía estarme diciendo eso en un día así. Era un día de buenas noticias. Tenía que ser un error lo que me estaban diciendo.

Hace un año empezó una vorágine, pero no me tragó. Hoy me siento bien y sana y en unos días, tengo un examen de control para confirmar lo que me dijeron después de la cirugía: estoy curada. Hay algo de ansiedad, no voy a negarlo, sobre todo porque no quisiera vivir el pequeño infierno de enfrentar de nuevo mi propia mortalidad. Pero ya no llega a ataque de pánico.

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Conceptual incomprensible

miércoles, mayo 13, 2015
  • La brisa fría del aleteo de las alas del pajarito negro en mi pecho,  que delata el merodeo de un ataque de pánico.
  • Una tristeza profunda, pero corta. Porque ya sé que hay cosas peores, como cuando te despertás después de una cirugía y te dicen que había cáncer. Porque es la primera vez que veo cómo funciona: Ya no le tengo miedo al que grita o patalea. Me siento triste, mal, sola. Pero no me dura. Hay cosas peores.
  • Ver a la muerte a la cara y enfrentarla. Sentir la cortina pesada que me asfixia la sonrisa. La solemnidad, la inmensidad, lo definitivo. Darme cuenta que nadie más y solo yo la está viendo y que los demás hacen todo el barullo posible para ignorarla. Decirle que la reconozco aunque la haya visto pocas veces. Saber que se ese ser humano se está yendo y en lugar de aterrarme, decirle desde el corazón que se vaya. Sentir una cierta naturalidad, una cercanía, una imposibilidad de detener el ciclo de la vida.
  • Lágrimas que se salen solas al pensar en Alejandro.  Sigo sin entender que porqué lo estoy queriendo y si lo quiero a él o a su recuerdo.
  • Un final de cuento reparado: La cucarachita lo siente, pero no lo llora. Colorín colorado.