No puedo seguir buscando tu aroma en el viento
viernes, julio 3, 2015Era una escala camino al viaje de verdad y era eso o volar 30 horas seguidas. Así que nos quedamos un día. Debimos habernos quedado más.
No sé si es cierto que en un día no conoce uno una ciudad. Si acaso las calles más llenas de turistas. Sé que unas horas bastan para enamorar.
Me gusta que esté a la orilla del mar. Soñar que a Limón la bañan estas mismas aguas del atlántico. Me gusta que aquí ya no tengo cara de gringa y nadie me habla en inglés. Ver las callecitas llenas de balcones, las cuestas, las colinas, los elevadores, los tranvías y confirmar que Marcelo tenía razón: se parece a Valparaíso.
El que haya dicho que el portugués se entiende todo, estaba muy ebrio, probablemente a punta de capirinhas y futbol en el mundial del año pasado. Es una sensación diferente, escuchar un idioma romance y entender muy poquito. Hablar en español muy despacio, renunciando testarudamente la universalidad del inglés. Percibir ese acento, esos sonidos, esa entonación, una melodía de calma controlada y dulce. Hablan como las olas del mar, con la cadencia del Fado. Seguís leyendo