Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

 

marzo 4, 2024

Protesta

Amanecí con ganas de llevar a Pato a una protesta política. En Berlín, en Buenos Aires o en Santiago. Sentir la electricidad del grupo, ver ondear las banderas, cantar consignas, caminar las calles, correr cuando llegan los Pacos.

Y con el puño en alto, gritar a todo pulmón que el pueblo unido jamás será vencido

marzo 4, 2024

8 mil casos

Soñé que me asignaban a otro abogado y me decían que iba a ganar más plata. El doble.

La oficina que me asignaban era más bien una especie de apartamento tipo estudio, pero viejo, de piso de madera. Iba a tener una compañera, alguien nuevo, reclutado de afuera, no de la misma oficina. Su esposo se llamaba Boris. Lo describía como un hombre feo. Había asumido el apellido de él, que sonaba un poco alemán. Ella se dedicaba a familia (Como mi amiga Gaby. Ayer estuve chateando con ella).

El lugar era un desastre, con un escritorio viejo, más bien una mesa. Empezamos por tratar de barrer, armar dos camas, correr muebles y hacerlo más habitable. Estábamos en un tercer piso. Había mucho polvo y telarañas.

Teníamos closet (idéntico al de mi primer apartamento, del que escribí ayer) y yo pensaba que tendría que usar ropa de abogado y ya no más buzos o jeans. Habían otros abogados en otras oficinas que dormían en el lugar, de traje entero y corbata.

Uno de ellos me pasaba trabajo y me explicaba cómo hacer este nuevo trabajo, cómo coordinarlo, cómo ocurría todo.

Me pasó 8 mil expedientes de cobro judicial. Le dije que yo no sabía cómo hacer eso (Anoche vi un video de Al Pacino explicando que en el Padrino I tenía que hablar italiano, bailar waltz y manejar un carro y no sabía hacer ninguna de las 3 cosas)

Me explicaban que era muy sencillo. (El cliente que me despidió me pedía que recibiera las notificaciones de cobro. Siguen llegando a pesar de que terminamos)

Yo calculaba cómo llevar control de todo eso, si habilitaba un correo diferente para notificaciones (Aun no llega la que estoy esperando hace meses), las horas que me exigiría todo este trabajo, cómo justificarme cuando me equivocara, que sabía que iba a pasar. Recordaba mi TCU, mis primeros encargos, de cobro judicial que nunca super cómo hacer. Encima la ley ahora ha cambiado.

marzo 3, 2024

Quiero irme a mi casa

Es mi pensamiento intruso de cabecera. Brinca cuando estoy triste, aburrida, deprimida, asustada, estresada.

A veces lo dejo pasar sin más trámite.

Otras veces lo escucho con cuidado

La voz que me lo dice soy yo, de más de 10 años. Pero lo digo para mis adentros.

No sé a cuál casa me quiero ir. A la que fue la mía no quiero volver nunca. La de mi abuela siempre fue de ella. Tal vez es al departamento al que me fui cuando me independicé. Aun sueño con él. Lo recuerdo con cariño.

Es más extraño aun cuando el pensamiento llega y estoy en mi casa. La casita blanca, de ventanales, de luz, donde me siento segura y querida, donde podría estar, como hoy, todo el día, callada.

¿Cuál es esa casa? ¿Porqué quiero irme para allá? ¿Porqué la siento mía?

febrero 29, 2024

Puntarenas

Aquí venía yo con mi papá. Entraba conmigo de la mano al mar. Cuando ya casi me tapaba el agua, me subía a sus hombros y cuando él ya no tocaba fondo, nadaba conmigo encima hasta la boya roja. Nunca sentí miedo cuando estaba con él.

Aquí, a los cinco años, por  primera vez me tocó un extraño. Yo estaba jugando en la parte baja del mar, sentada, corriéndome de un lado al otro, “caminando” con las manos mientras dejaba las piernas flotar, con mi vestido de baño de rayas de colores. Noté que él siempre se corría hacia donde yo me iba y se acercaba mucho y me metía la mano entre las piernitas por detrás. Un animal asqueroso que trataba de penetrar con ansiedad. Lo vi y sonreía extraño. Me asusté mucho y me sentí muy sola. No dije nada porque no tenía a nadie a quien contarle.

Aquí veníamos de paseo de un día, a recoger caracoles que se podrían en el calor del regreso. A quitarse arena en duchas públicas o en baños pagos, a envidiar los que tenían casas frente al mar o se quedaban en el Tioga y su piscina. A comer sanguches de paté aplastados y refrescos calientes.  A subir y bajar cerros en presas, sin aire acondicionado.

Aquí naciste vos, Benjamín, hijo de mi amor. Contemplo la paz de la inmensidad del océano. Siento al fuerza del aire dejándome caer granos de arena en la piel y mover las palmeras. Reconozco el sabor la sal en los labios. Es este rumor de olas y viento que te arrulló en el vientre. El repertorio de tus primeras horas de vida.

Aquí, en un restaurante, una salonera morena de brazos grandes  te miró fijamente. Se te acercó y te tocó el hombro para que la vieras a la cara. Temí que te reconociera y te reclamara. Te dijo que tus ojos son bellísimos, que tienen ese color verde con sol que a veces tiene el mar.

Aquí vengo por un expediente. Una orden de patacones. Un ceviche. Un copo. Un arroz chino para llevar. Una parada en los puestos de frutas. Una brisa. Un cambio de aire

febrero 28, 2024

Tarea

Soñé que batallaba con Pato para que él hiciera la tarea. Por más que lo corregía, no había forma que lo hiciera bien. Le borraba varias veces todo y lo volvía a hacer mal. Yo lloraba de frustración. Quería castigarlo, quería pegarle, quería liberarme de esa responsabilidad. Nunca le he pegado y espero no hacerlo. Lo veía inocente, preocupado, esforzado, pero nada salía bien. La necesidad de violencia era cada vez mayor.

febrero 27, 2024

33,14

Al entrar al agua, se me cayeron los anteojos y aun así seguí nadando

Sé que llevaba los ojos cerrados, pero juraría que veía el agua delante de mí, esa ola blanca que se genera cuando alguien bracea muy rápido.

Se me atropellaban los pensamientos y no sabía qué hacer o qué pensar. Solo NADE.

Pensé que iba a poder ubicarme a ciegas, que el cuerpo me diría por dónde iba. No.

Pensé que podría ver cuando respiraba. Era imposible abrir los ojos con esa cantidad de cloro.

Dos o tres veces pegué con la carrilera. Entonces eso significa que no iba nadando recto. No sé cuál brazo iba mal.

No dejé de patear ni un segundo. Choqué con la pared.

33.14 segundos. Pensé si repetía. Pero parece que a ciegas es un tiempazo.

febrero 25, 2024

Recuerdos

Mis recuerdos no son sepia. Tampoco son amarillentos. Son vívidos en mi memoria. Siempre eternos

febrero 25, 2024

The zone of interest

Die Lage ist hoffnunglos aber nicht ernst

Parece del Holocausto y lo es. Pero también es de muchas otras cosas.

El ruido de fondo llega a ser insoportable. Llega a dominar todo. Y es peor cuando en la cámara los personajes hacen otras cosas cotidianas, en su vida de lujo, la que ordena la sociedad, cumpliendo su sueño de éxito social.

Se siente el olor, el miedo, la chimenea que todo se lo traga.

Pero ellos hablan casualmente de la flor que se sembró y también de la vecina judía que debe estar detrás del muro.

La esposa del comandante es como una niña malcriada, que sueña con volver a Italia y se ríe de tonteras y se aferra a su status.

Las criadas, mujeres polacas, parecen estar bajo un estado de pánico constante. Ellas sí ven lo que pasa.

Uno de sus hijas camina dormida. O simplemente se levanta por las noches y se sienta frente a la ventana a ver el fuego de la chimenea del crematorio.

Otro se divierte examinando puentes dentales.

La bebé duerme en cuarto con una de las empleadas. No para de llorar nunca. La empleada ni siquiera hace a consolarla. Parece que bebe para soportarlo todo. La madre ni la escucha.

Los prisioneros que se encargan del jardín, abonado con cenizas de seres humanos, son invisibles para los de la casa, cumplen robotizados, disasociados o más bien concentrados en confundirse con el paisaje porque de eso depende sobrevivir.

La vida sigue y la sociedad es cómplice. Se naturaliza lo inaceptable. Se justifica. Todo está corrupto.

Detrás de los muros de las casitas del barrio alto, están los techos de cartón.

La escena del Auschwitz actual, es chocante. La naturalidad con la que entran los empleados – todas mujeres- a barrer las cámaras de gas. Limpian los ventanales de la exhibición de las montañas de zapatos de todos los tamaños, que ya están grises de tiempo. Pasan un trapo por los crematorios. Mero trámite todo. Porque la vida sigue.

Supe que yo no podría ir allá. No podría entrar a esa cámara. No podría con tanto dolor acumulado.

Y, sin embargo, en mi día a día, parece que puedo. Y cada pequeña ayuda, cada gesto de solidaridad, cada manzana o pera que se deja escondida, es insuficiente para la tragedia.

febrero 24, 2024

Felicidad

The third-rate mind is only happy when it is thinking with the majority. The second-rate mind is only happy when it is thinking with the minority. The first-rate mind is only happy when it is thinking.

A. A. Milne (autor de Winnie the Pooh)

febrero 23, 2024

La mañana

Gracias quiero dar por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio– Borges