Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

El General Peaches, chismes militares y el Patán

desde la isla de

Estoy realmente anonadada con la caída del director de la CIA, sobre todo por lo prosaico de las condiciones en las que cayó. El General Peaches, como es conocido para los amigos, llevaba una vida entera de éxitos militares y deployments (en español despliegues o misiones militares) extendidos. Aparentemente, este general era algo así como el Eisenhower o Patton moderno, con experiencia en cuanta guerra hubiera habido desde que entró al ejército.

Durante el gobierno de Bush lo veíamos con frecuencia porque tuvo a su cargo la operación en medio Oriente y salía un día sí y un día no en las noticias. Su doctrina fue inmortalizada como la doctrina Petreaus, considerada un manual de la milicia moderna.

Cuando mi negro lo fue a ver a Afganistán, se agarraron de forma saludable. Eso resulta sorprendente para un país como el nuestro, donde le rehuímos a la confrontación a punta de sonrisas ocultando el puñal por la espalda o nos agarramos en una explosiva versión de un pleito de cantina. No conocemos punto medio.

Peaches, que acaba de cumplir los 60, además corre 15 millas diarias. DIA-RIAS. O sea, el roco está fit y poderoso para sus años. Y encima con ese apellido: Petreaus, pétreo, fuerte como la roca. Por cierto, ese es el adjetivo que además se usa para describir una erección sana. Peaches desmintió rumores de intereses electorales y aceptó retirarse del ejército para asumir la dirección de la CIA. Logró mantener un alto nivel de enlistamiento que evitó una conscripción obligatoria, cosa que los gringos dudo mucho que hubieran aguantado.

Y entonces, ¿qué me le pasó a este héroe americano? ¿Qué se trajo abajo a este Alejandro Magno gringo? ¿Dónde quedó el poster boy del ejército gringo? Sencillo: a Peaches lo traicionó la jareta y el gmail, en un enredo de enaguas que ya nos lo deseáramos los latinos, tan calientes e imprudentes para estas cosas de mujeres y de calenturas.

Una mujer, a la que vamos a llamar número 2, empieza a recibir correos amenazantes de otra mujer, que vamos a decirle la número 1. 1 acusa a 2 de ser la amante de Peaches y le hace saber, in no uncertain terms, que aunque Peaches lleva 38 años casado, Mami es mami. Y para probarlo, 1 le envía a 2 correos que Peaches le mandó a 1, de altísimo contenido sexual repasando las aventurillas de Peaches con 1.  O sea, en términos coloquiales, 1 estaba marcando el terreno. Para ella, el correo fue la versión virtual del equipo espanta zorras: saco, foco y garrote.

2, un poco asustada del asunto o deseando sacarse el clavo con 1, la acusa con el FBI; que empieza a rastrear los correos. Algunas fuentes dicen que ambas damas se peleaban “los favores y atenciones” de Peaches. Otras, que 2 se asustó de la violencia con que Mami defendía lo suyo.

La cosa es que el FBI siguió algo así como las huellas digitales del correo hasta que se dieron cuenta que todo coincidía con 1, que, vean lo que son las casualidades, fue la biógrafa de Peaches, publicando un libro (“All in”, sí, puede interpretarse de muchas formas) que fue su disertación doctoral para una universidad en Inglaterra. En esa condición, estuvo embedded (¡pffffft!) con Peaches en Afganistán, por un plazo extendido y lo acompañaba en sus salidas diarias a correr. CoRRer. 1 además fue teniente reservista del ejército por 15 años y es graduada de West Point. O sea, chingo de artista, la tal 1.

¿Ya les dije que 1 y 2 son casadas con sus respectivos esposos y con hijos? Fijate, fijate, fijate, fijate.Hay tanto cuerno por todo lado que eso parece convención de venados.

Bueno, la cosa es que el FBI detectó que los correos de acoso de 1, coincidían siempre, con la locación física de 1. La mandaron a llamar, la sentaron y ella reconoció que era ella y que los correos que estaba enviando a 2 eran producto de su idilio con Peaches. O sea, Peaches era Pequis.

Le decomisaron la compu y encontraron información sensible, de seguridad nacional, de los grandiosos Estados Unidos de América. Pero no se me emocionen ni sean mal pensados, chiquillos: No se la dio Peaches. Peaches será un gran perro, pero chismoso, never.

Luego sentaron a Peaches, que reconoció rápidamente el tema con 1, y que, como si fuera poco, abrieron cuentas secretas de gmail con apoditos de cariño, literalmente un “¿cómo le dicen?”. Para compensar la distancia y porque probablemente ambos son logofílicos, es decir, que les cuadra leer cosas sexualmente explícitas, compensaban escribiéndose hot mails, repasando los pocos encuentros que probablemente lograron tener. Teniendo en cuenta semejantes antecedentes, puede uno ver esta entrevista con Jon Stewart con otros ojos y oídos. Hasta vacilona resulta.

La cosa es que las canas al aire de Peaches son un riesgo de seguridad nacional, porque lo expone a chantaje ya sea de cualquiera de sus enredos o de parte de gobiernos extranjeros, que para estos efectos son todos enemigos, que están pendientes de en qué anda el hombre para joderlo. Porque claro, uno estaría dispuesto a que su país se vaya a la mierda antes de reconocer que le da vuelta a la mujer.

No le quedó más que renunciar y en 4 días, ya todos saben quién es 1 y quién es 2 y fotos del trío, sus esposos y esposa, los hijos y la comparsa entera.

Ahora Peaches tiene que enfrentar una comisión del senado, hay quien dice que por andar en otras, fue que el pasado 11 de setiembre atacaron la embajada en Bengasi y asesinaron al embajador y a 3 funcionarios más. Si estuviera dentro del ejército, le harían corte marcial (sí, en el ejército el adulterio es un delito, parece). En fin, por una calentura, todo el país podía irse a la mierda.

Todo esto se lo contaba yo hoy al Patán, diciéndole que no me explico cómo los gringos no tienen miramientos para destrozar la privacidad ajena y que en nada se distinguen de esta aldea, con la única excepción que allá juzgan y se ponen moralistas; mientras que aquí, es motivo de broma, todos opinan sobre estrategias y tácticas y obvio, nos reímos de la desgracia ajena.

–        Tita, y vos, ¿Qué pensás? – me dijo

Yo me explayé recordando algo que le leí a una autora alemana oriental. Ella se quejaba de la amargazón de los alemanes, que se quejan de absolutamente todo. TO-DO. Y cómo para ellos era increíble que los cubanos, viviendo las mismas limitaciones y un régimen similar, le sacaban chiste hasta a la peor desgracia y de ahí la génesis del viejo chiste de la guerra fría del infierno comunista, donde si había electricidad no había fuego y si había fósforos no había madera. Los cubanos le decían que si no se reían de aquellas cosas, se morían de tristeza.

Que además me parecía tan lindo que la gente se siguiera queriendo como siempre, cogiendo como siempre, siendo tontillos como siempre, incluyendo al mismísimo jefe de la CIA.

Que estos enredos me parecen fascinantes, que siempre he querido entrevistar a las partes para ver, de verdad, en qué estaban pensando, para entenderlos, para saber desde dónde estaban tomando esas decisiones, si consideraron los riesgos, sobre todo en una situación tan evidente o si se sintieron protegidos por el poder. O si será ese 50% de sangre cartaga que me traiciona y me hace propensa al cuento, sobre todo el del prójimo y entre más escandaloso, mejor.

Que la 1 acaba de cumplir 40 años, como yo, pero que a diferencia mía, está super fit, se ve muy joven y eso es producto del ejercicio. Es decir, que sí es posible. No es que yo me vea vieja. A punta de las cremas y tratamiento de mi dermatóloca y mis genes, engaño al reloj y al espejo. Y me estorba que esto me estorbe o, peor aun, que me importe.

Que Peaches es bien, pero bien feo. Así que o el poder es un afrodisíaco, o funcionaron los uniformes o es encantador.

Que me da cosa la esposa de Peaches, que es la única gordita de pelo blanco del cuento. Que solo una vez se animó a decir que ya la tenían harta esos deployments que parecían para siempre. ¿Cómo le habrá dicho? ¿Lo habrá perdonado? ¿Se habrá arrepentido de una vida dedicada a ser un army wife?¿O habrá sido una raya más al tigre? Por lo menos a ella la han respetado los medios … un poquito.

Además, todo esto no lo leí en ningún tabloide. No fue la Extra ni la queja. Mis fuentes son refinadas: The New York Times. Hoy en la noche, me muero ganas de ver cómo abordará el tema The Daily Show.  Y Fox News. Probablemente lo acusen de haberse hecho tan liberal e inmoral como cualquier demócrata. Ya vi a CNN, alcahuetándolo, diciendo que bueno, después de todo, “Boys will be boys”, como si fuera Kennedy o Clinton.

¿Serán los servidores de Google cómplices? ¿Cómo no se dio cuenta antes Homeland Security? ¿Confirma esto que Google no lee los correos ni los sigue, como afirman los conspiparanoides? ¿Es este el fin de la infidelidad tal y como la conocemos en tiempos de la Internet?

–        No, de eso no. Del Piches ese.

Y me mira con sospecha. Achina los ojos y se ríe a medias. Yo sé que es lo que él espera de mí:

–        Que es un idiota.– le digo con voz bajita.

Se echa para atrás en la silla, complacido. Cruza las manos por el frente.

–        Ajá. ¿Y por qué?

Bueno, no por ser militar. No por exponer a muchachos inocentes a los horrores de una guerra. No por matar civiles inocentes. No por dirigir a los ataques con drones. No por estar a cargo de la agencia responsable de todas las intervenciones y golpes de estado de América Latina. No por facho. No.

–        Porque cuando uno pisa por fuera, no se pone idiota.– repito, como repasando los nombres de los conquistadores españoles – Nunca deja nada por escrito. No se tiene Facebook ni Twitter ni se chatea. No se mandan mensajitos y se borran esos que se reciben. Solo el teléfono o el cara a cara en algún lugar abierto.

–        Ajá– ahora sonríe abiertamente y se inclina por encima de la mesa donde estamos reunidos- Y ¿Por qué?

–        Porque el que come callado, come dos veces.

La lección la tengo bien aprendida. Se la he oído muchas veces, como consejos, como explicación de la caída de alguien, como motivo de bronca. Lo romántico no tiene espacio cuando uno anda de malportado. Le digo que lo propongo para director de la CIA.

¿Te imaginás?– me dice.

Y los dos nos morimos de la risa.

Update: Se complica aun más la cosa, chiquillos. Acaban de iniciarle una investigación al jefe de la OTAN por “comunicaciones inapropiadas” ¿Adivinen con quién? Sip, con 2.

Udpdate 2: Si le da pereza leer todo esto o se perdió, este esquema es super útil. Gentil cortesía de @malamujer


Gotitas de lluvia

3 respuestas a “El General Peaches, chismes militares y el Patán”

  1. Increíble que dos personas con ese nivel de entrenamiento no sepan que cualquier comunicación se puede rastrear o que con un nickname es posible esconderse. Pero igual, posiblemente si el baboso no se hubiera puesto a jugar triple, no estaría sucediendo esto y nadie se hubiera enterado. Como bien dicen los sabios Tigres del Norte: “pero hay que tener cuidado, si una hembra se siente herida, la traición y el contrabando son cosas incompartidas”. Así mismo dice.

  2. Los Tigres del norte conochen. Bueno, los gringos también. En inglés, la frase empieza con Hell hath no fury,,,

  3. Una convención de venados, JUA JUA JUA JUA JUA!!!!

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