Se deja encendida en el baño todo el día, hasta que se apague solita. Hace una piscina sólida de cera. La llamita baila de aquí para allá- oye a la Billos y en su crepitar- y hace sombras.
La prendo y sé que en su casa, Mami hace lo mismo. Como lo hacía además mi abuela.
Esta es mi misa. Prefiero su calor y su luz a las lágrimas.
Me gusta verla. Brilla, como tus ojos. Como los míos. Como los de tu nieto cuando le digo Te quiero.
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