Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

pérdida

Anoche ha sido uno de los poquísimos días que me baño 2 veces. Pato tuvo competencia en uno de los días más calientes que hemos pasado, en medio de una ola de calor poco frecuente, y pasamos horas esperando sus competencias. Los 10 minutos que estuve al sol fueron suficientes para quemarme los hombros. Fue mejor que casi todos sus compañeros. Tenía miedo y lo hizo con miedo. Luego, en la oficialía, se dio cuenta que sus compañeros tenían más miedo que él y le contaron que no querían competir.

Anoche soñé que en lugar de un niño, nos habían dado dos. Uno de ellos se me había muerto. No supe porqué. Simplemente veía el cuerpito sin vida y recordaba que lo había puesto en un basurero. Como si fuera carne que se puso mala. Como si no hubiera sido una persona. Como si no me importara.

Hace 7 años vimos por primera vez una foto de Pato en las oficinas del PANI. Yo estaba en un estado de shock tal que no podía pensar ni reaccionar. No lloré. Cuando lo vi por primera vez me pareció un niño feo pero pensé que igual lo podría querer. Sé, racionalmente, que Marce estaba ahí, conmigo, pero mi recuerdo se centra en esa incapacidad mía de reaccionar. Nos dijeron que éramos perfectos para ese niño que amaba los perros, que estaba acostumbrado a estar con adultos y que necesitaba mucho espacio. Nos contaron su historia y la de su progenitora y nos preguntaron si lo aceptábamos. Para ese momento se llamaba Benjamín, y vivía en una casita de interés social en Sarchí, donde le dieron todo el amor del mundo. El desinteresado. El bíblico.

Una semana después, el 16 de marzo, lo conocíamos. Mi mundo, mi vida, mi corazón cambiaron para siempre. A esa fecha le decimos el cumplefamilia

Y vos, ¿qué pensás?