Resulta que los alemanes son aficionados a andar en chingos en pelota apenas el termómetro subre por encima de los 13 grados centígrados, independientemente del estado de sus pelotas y en general de todo el cuerpo. No es una actividad de orgullo y exposición de las más recientes cirugías. Es una manifestación de una naturalidad que puede resultar chocante en uno, medio cartago, totalmente maicero y además siempre tan pudoroso para sus desnudeces. Es decir, nosotros venimos de un país donde uno cierra la puerta del baño cuando lo usa.
En mi caso personal, cuando a uno le daba por el exhbicionismo controlado al salir del baño en calzonillos, mi abuela gritaba “Cúbrase criatura, que esas son obras contra el espíritu santo!!” y le tiraba a uno un paño del tamaño de una sábana directo a la cara.
Entonces se los encuentra uno empelotados en medio de un parque tomando el sol, en las áreas nudistas con un cartelito que precisamente dice, FKK. O como me pasó a mí: vinieron de visita los tíos de mi casera, ambos dos viejitos muy amorosos, que me trataron como de la casa. a la mañana siguiente, mientras terminaban de sacar chunches de maletines para meterse al baño, andaban como dios los trajo al mundo tranquilamente por toda la casa, sin ningún problema.
Yo me atrataganté con la tostada y estaba a punto de preguntarle a mi casera que hace cuánto tenían Alzheimer, que si sería apropiado arrimarles un pañito o algo y contarle de las obras contra el espíritu santo, pero justo en ese momento ella los contemplaba embelesada y me dijo “Qué maravilloso, no? una vida sin prejuicios!”. Le sonreí comprensiva y hablé maravillas de cómo el intercambio cultural lo hace a uno tolerante y abierto.
Dos días después, fue el novio de mi casera, Gabrielito. Un animal cuatro por cuatro, haciendo café como dios lo trajo al mundo de la cintura para abajo, porque de la cintura para arriba se puso una camisetita por el chifloncillo que soplaba en la cocina. Yo iba entrando medio dormida a saludar. Ante semejante espectáculo- diría Mimí que campaneaba todo aquello- me dio un ataque de risa y solo acaté a decir en español “buenassssss”. Por dicha no estiré la mano para presentarme. Sabrá Marx qué habría agarrado!!
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