El hecho que yo me haya vacunado contra el Patán y se lo haya notificado, no significa que él sepa del efecto y la potencia de la protección que ahora me manejo. O que él se haya tranquilizado. Insiste, a su manera, y me llama, por brete o por cosas como estas:
-Aló?
-Sole? Qué? Todo bien? (Lero, lero, ya no me altera el oírle la voz ni oírlo decir mi nombre)
-Sim… (le contesto, con cierto dejo de “Te das cuenta que me estás interrumpiendo?”)
-Decime una cosa…
-Sim? (el mismo dejo de despecio/superioridad. Ni siquiera le digo, como antaño “Don Cosito”)
-A vos te da por esa vara de leer mucho, verdá?
-Esteee… másomenos, sí, porqué? (En realidad es que por desadaptada y tímida me protegía detrás de un libro y eso, bueno, sí, redunda en que alguillo he leído. El Pato Donald y Archie cuentan como lectura. También Escuela para Todos y la revista de Amigos de Tricolín. El libro de los porqués. Almanques y panfletos. La revistucha “Tú”. No todo es lectura clásica en esta vida!)
-Te has leído ese libro nuevo de amores y demonios o algo así? Has oído algo de eso?
-Sí. No es nuevo. Salió hace años. Lo escribió García Márquez (silencio absoluto del otro lado)Nobel de Literatura. Porqué?
-Me podrías hacer un resumen ejecutivo? (me lo pide como pediría una opinión de esa licitación que tanto hemos peleado). Ahorranos las habladas de mierda.
Le podría contar de la luz blanca con textura de terciopelo de la Cartagena amurallada, de la casa del Marqués, de la historia que lo inspiró, el descubrimiento en la iglesia vieja, los lugares que aun existen, intactos, en Cartagena, del padre cobarde y creyencero, del médico judaizante, de la historia de América, de los trasiegos de cacao, de los puertos con perros rabiosos y barcos en los horizontes, de los piratas del caribe del misterio, de una mujer que parió a una hija pero nunca la quiso, de la transculturización de la niña pelirroja con corazón y sabor mandinga, de los tambores y los bailes y los esclavos, de los puertos, de las monjas y los obispos y un cura que confunde el amor con la tentación y la exorcisa recitando a Garcilaso de la Vega aunque sabe que no podrá vencer eso, de la burla a la autoridad, al sistema, de las otras verdades, de los esclavos, de los demonios y los amores. Pero recuerdo a quién tengo al otro lado y me convenzo de la futilidad de hacerle entender que hay libros y cosas que más que leerlas, se sienten y me decido por algo en que comprenda en sus mismos términos, algo que él aprecie y entienda:
-Un cura se coge a una chiquita- le digo.
-Y eso es todo?
Lo pienso de nuevo: la ciudad, el sol, la muralla, el calor, el mar, el amor imposible, la poesía. Pero me arrepiento:
-Básicamente…
-Y qué hago entonces? Me lo leo? Valdrá la pena? Conseguímelo, porfa.
Nota de Sole: Y nada de reclamos. Cómo se le explica a un John Wayne-wannabe, un concepto absolutely unbeknownst to him como un sentimiento?
Deja un comentario