O “Manual del ciudadano de a pata contra la corte. Una perspectiva marxista-humanista práctica. Interrelación y propuesta”
- Ármese de paciencia, ropa cómoda, tiempo, laptop, celular (el reemplazo del robado), cargador, Tablet, sombrilla, sueta, libro, tiempo, paciencia. Si puede unas galletas. Si no, ahí hay soda. No sé si ya lo dije, pero sobre todo de paciencia. PA-CIEN-CIA
- Si no conoce la identidad del ladrón, como suele suceder cuando a una le ponen una .38 en la frente, que se omiten esas cosas tan corrongas de presentarse, la denuncia se pone en el sótano del OIJ. En la Corte. Sí. A ver ¿Los tres edificios muy parecidos en San José, hacia el este, por la Plaza de la Democracia? El del OIJ es el del centro. Ese
- Pase las medidas de seguridad inspiradas en los aeropuertos post 9-11, pero tropicalizadas. Toda moneda suena. No lleve chones en el bolso, porque se lo abren entre dos guardas muy metiches y chismosos.
Al fondo a la izquierda está denuncias. Explíquele a la muchacha de la recepción qué le pasó, sin mucho detalle, porque ella hace todo el día y vieras que ya no le importa. Le van a dar una boleta y lo pasan a hablar con un oficial de la sección que le toque a uno dependiendo de la grosería de la que haya sido víctima. No se exaspere si le preguntan si conoce o no al delincuente. - Suba a la sección correspondiente. Pase a las oficinas y sorpréndase del montón de papeles, armas en los escritorios, chalecos antibalas. Siéntese donde pueda. Use la paciencia para oír al acongojado agente explicarle que son tantos, pero tantos los robos de celular que ya no toman las denuncias. Interrumpalo para decirle que a usted le pusieron una pistola en la frente y que eso es un robo agravado y que la denuncia la pone porque la pone y la pone y punto. Escúchelo decir entre dientes que muchas veces ni siquiera es robo, sino que la gente lo pierde. Hágale saber que lo oyó clarito y dígale que el suyo se perdió a manos del tipo que le puso una pistola en la cabeza.
- Hágase el que entiende cuando el oficial le diga que poner la denuncia no significa que recuperará el teléfono. Trolee a algún ministro de gobierno en twitter. Roberto Gallardo sirve. Cuéntele la experiencia vivida hasta el momento y cuestiónele si esas cifras que dicen que ocurre menos ahora que en el 2010 no tendrá que ver con el hecho de que no se denuncia. Sugiera espulgar estadísticas con ayuda de alguien de la UCR. Recuérdele que los números del Poder Judicial sí son los del Gobierno porque que una sepa, la Corte no es una ONG internacional.
- Baje con su boleta aprobada a poner la denuncia. Tome ficha. Acomode la laptop, los chunches, busque enchufe y conexión abierta de internet para colgarse. Cuando todo esté en su lugar y varia gente se haya tropezado con su bolso, le toca el turno. Repita, pero en reversa. Recuerde que está atrasando al señor funcionario. Tropiécese.
- No se asuste cuando el que toma la denuncia le diga su nombre completo, dirección y teléfonos actuales, ocupación y helado favorito. Son la sede criolla de la NSA. Son #lagentequetecuidayteespía. Tienen todos los datos de una aunque yo no recuerde haber dado mi consentimiento. Tienen todo menos el teléfono. Sospeche que tiene algo que ver con aquellas leyes de lucha contra el crimen organizado y bases de datos. Suspire y absténgase de hacer alboroto.
- Explique en detalle lo ocurrido. Sin llorar, por favor, que nosotras las mujeres solo para hacer drama servimos. Cuando le digan que le van a archivar la causa porque el celular solo valía 400 dólares y la vean con cara de “no-me-haga-perder-el-tiempo-no-le-da-pena-llorar-por-400-dólares-cuando-anda-cargando-media-sección-de-electrónicos-de-Amazon-en-el-bolso”, insista en que la causa no se archiva.
- Sostenga el pulso. Insista. Amenace con hablar con el fiscal de denuncias. Cuando detecte temor en los ojos del que toma la denuncia, con autoridad, díctele “La pérdida de mi paz y mi tranquilidad son de cuantía inestimable, por lo que me opongo al archivo de esta causa. Solicito se me informe de todo movimiento y en caso de considerarse su archivo, me constituiré en querellante”. Están obligados a ponerlo, así, como uno lo está diciendo.
- Cuando el auxiliar que toma la denuncia insista en saber la edad y tamaño en cm de su perro, diagnostíquelo con el extendido mal nacional de ser un pasivo agresivo. De nuevo, use su paciencia. Enséñele fotos de Fusito en su celular nuevo.
- Reflexione sobre lo que le pasa a la gente que no es tan necia como una. Esos no pasan del punto 2 de este instruccionario.
- Devuélvase al paso 1. Entre las cosas a alistar, busque en lo profundo de algún armario la hojita donde usted escribió el emai del celular y número de serie, porque sin eso no lo ubican ni se lo pueden dar en caso de encontrarlo. Es algo a apuntar en alguna hojita que nunca salga de la casa. ¿No lo llevó o no lo tiene? Pregunte cómo conseguirlo. Ah, en el ICE. Pida permiso para usar el celular. Le van a decir que no. Insista. Le van a decir que esa información se la dan solo personalmente. Diga que la va a pedir y la aporta luego. Le van a decir que no sirve luego que tiene que ser ya porque si no es ya, no pueden identificar el teléfono si por casualidad lo encuentran. Piense por un momento cómo romperles el círculo vicioso de la inutilidad sin ponerse insolente. Reconozca que es imposible y que usted es un malcriado.
- Haga silencio y aguántese como los machos las ganas de salir corriendo. Mire con odio al auxiliar, que el pobrecito no tiene la culpa en el fondo, porque es el sistema. Mande la compasión a la mierda y en su imaginación, patéele todas las crayolas al OIJ mientras grita “¡Yo no soy una bagatela, carepichas!” Sonría, embelesado y satisfecho con lo que se imagina.
- Insista en hacer reconocimiento fotográfico. Pida la referencia y diga, varias veces, que quiere hacerlo de una vez. No presta atención a las amenazas de que es tarde, el día fue largo, las presas que se arman o del partido contra México. Muéstrese macabramente ilusionada de pasar el resto de la tarde viendo fotos de delincuentes, apenas para alimentar pesadillas y el stress post traumático.
- De nuevo para el segundo piso. Recuerde que las filas de la corte se hacen en esas banquitas que quedan afuera. Pregúntese cómo harán para llamarlo a uno de tan largo sin intercomunicadores. No saque ningún chunche de entretenimiento porque le tocará su turno de inmediato. Simule ser un cactus o una piedra hasta que una pared que en realidad era puerta se abra y griten su nombre. Recoja chunches a la carrera y entre golpeando muñequitos de escritorios ajenos con su sombrilla-carpa para patas largas.
- Admire el sistema de reconocimiento fotográfico que usa explorer. Analice cómo los descriptores no sirven para un carajo y que para buscar un hombre de raza negra, tienen que marcar la opción de piel blanca. Sorpréndase de la cantidad de víctimas que caben en un espacio tan pequeño. Desafíe la orden de no usar celulares y niéguelo a muerte cuando la acusen de estarlo usando.
- Mire con curiosidad a la oficial que pasa todo el día explicándole a personas atontadas del susto por lo que vivieron, cómo usar el sistema. Calcule cómo decir en porcentajes que alguien se másomenos parece al asaltante. ¿Eso vendría a ser un 50%? Filosofe acerca de las diferencias entre una persona delgada fuerte, mediana, atlética o débil. Analice el vocabulario tan escaso que tenemos que para describir físicamente a alguien.
- Después de 7 intentos, vea todas las fotos de negros del OIJ. Observe cómo se tomaron mal, con flash y cómo es imposible distinguirles las facciones. Pregúntese si eso califica de racismo. Mire como se empiezan a confundir una foto con otra, como si se traslaparan. Mire como todos y ninguno se parecen. Dude de su recuerdo que ya de por sí se siente como si lo hubiera soñado. Dude de si le pasó realmente. Siéntase muy cansado. Permita que esa sensación de mezcla entre derrota y náusea, le empiece a recorrer el cuerpo.
- Pida hacer un retrato hablado como último recurso. Ponga atención cuando la oficial le pida ceder su turno, porque solo hay un dibujante y o la atienden a una o a la chiquita de 16 años que estaba en el cubículo de al lado, con cara de horror, tratando de identificar al violador. Solita, porque a la mamá no le permitían acercarse, porque el reconocimiento es personalizado. Más solita todavía, porque a pesar de los regaños, la mamá insistía en voz alta y molesta, que se tenía que ir a recoger a los dos hermanitos pequeños de la víctima porque ya casi salían de la escuela.
- Reconozca lo que está pasando. Vea como el sistema que debería funcionar para lo grande y lo chico no funciona ni para lo grande ni para lo chico. Sienta compasión de esos funcionarios sobre cargados, sobreexplotados, sobretrabajados que aunque traten, no pueden evitar deshumanizarse ante la tragedia humana porque la maldición de esta especie es precisamente eso, el acostumbrarse. Recuerde cuando usted fue fiscal y le pasaba lo mismo y no había nada peor que una usuaria que quería ser superman y salvar a Montes de Oca de la criminalidad por un puta teléfono, habiendo tanta cosa peor y mucho más urgente.
- Recoja las crayolas que pateó en el punto 13. Acomódelas en un tarrito. Prometa pagar las que se quebraron. Discúlpese a lo tico, muchas veces y con los ojos bajos. Échela la culpa al susto del asalto. Exponga que para usted no hay nada peor que molestar o incomodar a los demás, que le da mucha penita. Baje los brazos. Ceda su campo. Entienda que no se puede hacer mucho con ellos y que más bien ya se hizo mucho. Dese por vencido. deje de contar el cuento. No repita la cantidad de gente que usted conoce que le ha pasado lo mismo.
- Salga hacia el parqueo bajo la lluviecilla de invierno. No le extrañe si se siente un poco triste o un poco derrotado.
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