Cualquiera se podría dar cuenta de cuándo el Patán regresó al país con solo observarme por un par de minutitos. Una vez que nos hemos puesto al día en todos nuestros asuntos sin importancia y de empezar el bombardeo de 15 llamadas por día de todos los pendientes, yo empiezo a personificar los chistes de ticos de los correos masivos.
En lugar de “me temo que no”, digo “Ni picha”. En vez de “el abogado que nos ayuda en (inserte nombre de país” digo “ese hijuputa”. Hoy uno de mis jefes, el Oso, comentó que deberíamos tener un reloj que muestre la hora en Alemania , agregando, cariñoso, “Ahora que Sole es berlinesa…” a lo que to respondí casi en automático y citando a mi querida Furia “Como dice una amiga mía: porqué no se lava el culo y se toma el agua?” (pero por lo menos me sonrojé). El, del susto y la impresión, se reía a carcajadas.
No digo “Ellos incumplieron sus obligaciones contractuales” sino “Se pasaron el contrato por el fondillo“. “Qué pena que no salió” se transforma en floridas expresiones, todas las cuales contienen la palabra mierda. Yo, que no uso la palabra mae al hablarle a alguien, como en “Mae, vio lo que hizo ese hijueputa?” , empiezo a sentirla como me tienta en la punta de la lengua, con fuerza. Cuando no quiero contestar una pregunta personal, en lugar de sonreír con disimulada timidez y cambiar el tema, respondo, muy matona “Pero a vos qué putas te imporrrta?”
Ya cuando se me remata la identificación con el agresor, yo, que la única vez que me metí un cigarro a la boca casi me ahogo, me pregunto qué se sentirá fumar con esa acitud de cowboy acostumbrado y empiezo a joder con que quiero ir a Memé Pajarito. Y ando buscando camorra verbal, que me permita lucir este vocabulario que de haberlo oído Mimí, me hubiera dejado con la boca vuelta al culo y recogiendo los dientes del piso (esta vez, citando textualmente a mi santa abuela)
En estas vacaciones, el Patán fue a ver los pingüinitos. Cuando, vino, me mandó este correo:
“Como vas, Feliz año o ya nos habíamos hablado ¿?
El viaje fue un éxito, la verdad es que es súper interesante y es otro nivel, en mi vida había visto tantos glaciares y casi me pongo a llorar cuando vi uno con un chorro en el centro de agua producto de el calentamiento, es increíble como lo que la naturaleza duro años en crear el hombre lo puede destruir muy rápidamente, en fin me imagino que v a a costar reversar esa vara”
Yo, impresionada, respondí:
“Usté quién es? porqué está usando la compu de don Cosito? Quién es el carepicha que se está haciendo pasar por Tito con esa hablada ecologista de salvemos a la Tierra porque vio un poco e’hielo, 4 pingüinos desubicados y un chorro de agua y solo por eso se puso suavecito?”
Como si fuera poco, dejó de fumar. El milagro se lo debemos a la medicina de hombre blanco, un tratamiento que hace maravillas y que me advirtió claramente que NO quería saber cuáles podían ser los efectos secundarios.
El otro día vi en cable un anuncio del famoso tratamiento. Ni siquiera intenté contener las ganas:“Vi tu tratamiento en tele. Dice que puede producir hostilidad, pensamientos suicidas, depresión o actos suicidas. Que si intentás suicidarte que tenés que ir de imediato al médico. Y a los que les va menos pior, es solo náuseas. Vos encima volviste más gordo”
El, fiel a su estilo, me responde:
“Mae, huevón, sí, estoy hecha una perra de gorrrdo. No te imaginás el hambre tan re hijueputa que me da. tengo que hacer pichacientas mil mierdas. Te llamo” y me cuelga.
Es la reacción inicial. Ya después se nos pasa.
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