Yo me sentaba a ver Kung Fu. Y no entendía nada. Y me aburría. Solo me gustaban los recuerdos del Kwai Chang Caine, de su época en el templo con el maestro Po y el maestro Kahn. Y aun así, tampoco entendía nada de las reflexiones. Pero me gustaba. Aunque casi siempre me dormía antes del final, seguramente porque la serie no tenía música y las cosas del viejo oeste nunca me han gustado mucho.
Además me gustaba la versión de los Polivoces del Pequeño Saltamontes y su maestro Po. Eduardo Manzano II y sus irreverencias, me hacían sentir más cerca de esa sabiduría milenaria. Yo no sabía que los monjes Shaolin existían de verdad o que los recuerdos del joven Caine eran producto de miles de años de pensamiento.
Gracias a Amazon, ahora tengo la serie completa. Y gracias a San Guglito, pude coleccionar muchas de sus frases. Aquí les dejo dos de mis favoritas. La primera es un diálogo, la segunda una sola frase. Ambas son lecciones de vida.
I. La primera
Saltamontes: se llevaron nuestro dinero, nuestra carreta, nuestra ropa, todo lo que teníamos de valor.
Khan: Todo excepto aquello que es irremplazable, sus vidas. Porqué se alejaron del camino principal.
Ho Fong: Por que nos engañaron. Confiamos en un extraño.
Saltamontes: Era un hombre Viejo con una cara amabke y educado.
Kahn: Ho Fong, que lección has aprendido de todo esto?
Ho Fong: Nunca confiar en los extraños!
Kahn: Kwai Chang, qué lección has aprendido de todo esto?
Saltamontes: A esperar lo inesperado.
Kahn: Ho Fong, en la mañana, cuando estés bien y descansado, abandonarás el templo.
Ho Fong: Y cuando regresaré, Maestro Kahn?
Kahn: Nunca regresarás a nosotros. (Ho Fong sale). (Al Saltamontes) Estás molesto por lo de tu amigo Ho Fong?
Saltamontes: Yo no entiendo porqué se le dijo a él y no a mí, que abandonara el templo. Yo también soy responsable de confiar en ese hombre.
Kahn: Nosotros no castigamos la confianza. Si al construir una casa, un carpintero clava un clavo y el clavo se dobla, demostrando que es defectuoso; el carpintero pierde la fe en todos los clavos y deja de construir la casa?
Saltamontes: Entonces debemos confiar. Aun y cuando eso nos recuerde la existencia de la maldad?
Kahn: Lidia con la maldad a través de la fuerza. Pero reafirma al hombre bueno con la confianza. Así nos preparamos para el mal, pero alentamos el bien.
Saltamontes: Y el bien es una buena recompensa de confiar?
Kahn: Al luchar por un ideal, nosotros no buscamos recompensas. Sin embargo, la confianza a veces trae congio una recompensa maravillosa, incluso más grande que el bien.
Saltamontes: Qué es más grande que el bien?
Kahn: El amor
II. La segunda
Estar solo, sin amor, es un desperdicio.
Pero no estar solo, sin amor, es un desperdicio del alma.
Si alguien quiere la colección completa me avisa. Advierto eso sí que están en inglés.
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