D es mi contraparte con temas de un cliente. Hablo con él hace como 3 meses. El desde un país sudamericano, yo desde aquí.
Me llama la atención cómo en sus correos, para mí y para la gente de acá, siempre lo inicia con “Apreciado tal”. O cuando tuvimos nuestra kick off meeting, en lugar de hablarme de trabajo, me habló de su vida, su historia y quería saber de mí cosas así. Cuando tenemos llamadas, siempre pregunta por mi hijo, mi esposo, o me cuenta de su familia.
Ha sabido crear un ambiente de confianza. No sé si porque lo hace deliberadamente o porque genuinamente es así.
Es una forma muy diferente de ser y de comportarse comparado con otros abogados con los que he lidiado antes.
Además, con el paso del tiempo, estoy convencida de que es un caballero y me recuerda a un coterráneo de él que conocí hace mucho, mucho tiempo. D. no es atractivo. Todo lo contrario.
Anoche soñé con D. Soñé que venía a Costa Rica, tal vez porque me dijo que en un mes estaría por aquí. En mi sueño, íbamos a cenar y en algún momento me tomaba del brazo o me daba un beso y yo no sabía bien qué hacer. Lo llevaba a su hotel y mientras lo esperaba, salía él de la piscina desnudo, como si nada.
En el sueño yo no me asustaba. Lo que pensaba era lo valientes que son los hombres. Cómo aprenden a ser lanzados, a hacer las cosas con naturalidad, sin pedir permiso, como si fuera lo más normal del mundo. Cómo me gustaría a mí ser así de valiente, tener esa autoestima, esa confianza en mí.
De repente estoy con el Patán y le cuento lo que me pasa con D y cómo me confunde y maravilla su forma de ser.
El Patán se ríe de mis historias y mis teorías. Y no me lo dice pero yo sé que a él también lo educaron así. Y es así. Pero que me quiere y me protege.
En medio del sueño, mi parte consciente me aclara todo con amargura: lo que pasa es que te gusta ser segundona. Te sentís cómoda cuando alguien más te da órdenes. Te esforzás en quedarle bien. Ojalá fueran daddy issues, edipos mal resueltos, traumas sin reparación.
Pero es la maldita costumbre, esa de hacer lo que sea para tener la aprobación de gente así. Cuando tengo suerte, me topo con gente como el Patán, que no se aprovecha de eso. Pero casi nunca tengo suerte. Y así me va.
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