– “Si Dios quiere, el jueves”
No metás a dios en esto. No tiene nada que ver dios con mis decisiones de meterse en broncas o en clandestinidades. Por el contrario, vos bien sabés que dios no aprueba de esto. ¿Porqué no habría de querer, en todo caso? ¿A él qué le importa? Si además, ni siquiera existe.
– “Solucionen eso entre ustedes dos, no me metan a mí”
Tenés que hacerlo a mí manera y en la forma en que digo porque yo mañana tengo el día muy ocupado en mis reunione y solo yo importo y necesito el esclavo de turno que haga esto por mí y si esto se resuelve, se resuelve así como estoy diciendo porque si alguien va a tener que ceder en esto, no voy a ser yo, sino vos para que las cosas se hagan como yo digo y porque me da la gana.
– “No discutan aquí. Este no es lugar para hablar así”
Yo digo lo que me ronca donde me ronca y como me ronca y nadie me puede venir a decir a mí, qué ni cómo ni dónde decir ni mierda. Y además no estoy diciendo ninguna mentira. Este idiota se queda a dormir aquí solo cuando necesita algo de nosotros y encima hay que tratarlo como si nos estuviera haciendo un enorme favor con su presencia cuando solo preocupaciones y daños nos ha traído. ¡Me voy! Y me voy sin despedirme de nadie y ni me llamen ni me busquen que no quiero hablar.
Silencios. Teléfonos sonando que no contesto. Más silencios.
No hay duda. Me contaminé de violencia.
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