Llegando a Alajuela desde Heredia, me topé a un avión despegando. Quedamos nariz con nariz. Y me entró una enorme nostalgia, unas ganas de ir ahí en el aire, a otra vida que no fuera esta.
Luego me dije que no fuera tan tarada, que ya de vieja, me sentía unida al país y que esperaba no tener que dejarlo nunca.
Anoche soñé que empezaba a botar un montón de cosas, cajas, ropa, cremas, medicinas.
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