Antes hubiera hecho pataletas y propuestas indecentes a cambio de un viaje de negocios a San Francisco o a cualquier otro lado.
Hoy, hice formal petición con trompa incluida que, de ser posible, me excluyan de esos menesteres aun y cuando me digan que la pasa uno super divertido con días de shopin, cenas, reuniones y recorridos.
Por primera vez en muchos años, dejé de decir “nada me ata a este país”.
Yo solita me amarré. Me alegra haberlo hecho. De vez en cuando reviso el nudo para verificar que esté bien socado. Y sonrío.
Fuerte el antídoto, ah? 🙂
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