Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Botellas

desde la isla de

Entonces decidí detener el chilillo a medio caer, en medio del linchamiento generalizado, disfrazado de chota y preocupación patria, por lo que La Nación ahora celebra como la entrevista más viral de su historia.

No es que haya cambiado de opinión sobre las respuestas de la entrevistada. Sigo creyendo que esa entrevista demuestra que la criatura no tiene quien la cuide o peor aun, de fijo tiene quien la embarque y que hay cabecitas resistentes a la educación, a la información y en general a cualquier cosa que en la cultura occidental sea reconocido como conocimiento básico. Y que hablar con la prensa, en cualquiera de sus formatos, no es soplar y hacer bombitas. Ni siquiera es equiparable a una conversación con el panadero o con el compañero de oficina.

Luego se vino la discusión de si alguien llega al plenario a aportar y a aprender y muchos enarbolaron la bandera de la naturaleza humana del eterno aprendiz. Yo no. Si esa curva de aprendizaje va a pagarse con mis impuestos, insisto: Gracias, pero no, gracias.

Es que no se trata de memorizar dónde queda el baño, los nombres de los asesores o los horarios de una comisión. Tampoco es que lleguen hechos un Rolando Laclé o un Tony Pacheco. Estamos hablando de alguien que no tiene claro cuántos años tenía en el 2007 (le cuesta la mate, como a mí), que no sabe qué es el TLC (yo al menos leí un resumen y vi los debates) y que, evidentemente, menos va a saber de cosas como reglamentos legislativos o funcionamiento de ese poder de la república. Es más, abogados como la que aquí se llena el hocico, no tenemos la menor idea de derecho electoral, funcionamiento legislativo y otras cotidianeidades de ese nivel de especificidad.

Siempre he sostenido que la ignorancia se cura leyendo. Y mi jefe jura y perjura que con leer un poquito, uno está muy por encima del resto de mediocres de este potrero. Eso sí, partiendo de que uno no sea resistente al conocimiento. En este caso, me temo que estaríamos ante algo muy similar a lo que se ve en Change Game, donde los asesores de Sarah Palin, para prepararla para debates sobre temas diplomáticos, tienen que empezar por explicarle qué fue la Guerra Fría… solo para darse cuenta que tampoco sabe qué fue la Segunda Guerra Mundial o de qué lado estaba quién.

Que si esta chiquita estaba o no de testaferro, si iba a sostenerle la mula por dos años al que de verdad iba para el puesto, que si no le pueden garantizar ya la beca o la embajada por lo que todos sabemos, que si está más agarrada al puesto que burro en lancha, que si esto o que si lo otro; lo cierto es que ella no es la excepción que merece noticia. Lo preocupante es que ella es la muestra. El botón. El estándar de todos, no solo de jóvenes, mujeres o liberacionistas. Y los otros electos que saben tan poquito como ella y que tampoco saben manejar prensa, deben estar respirando aliviados que ver que La Nación encontró a su gallina Zeta para jamonear a gusto y a ellos los dejan en paz, lejos del foco de la atención pública.

Esos, son lo que mi abuela una vez me explicó que se llamaban Botellas. Gente incapaz, que llena un puesto por agradecerle un favor político aunque no tengan la menor idea de qué hacer ni de cómo se come eso. Es decir, no hacen nada. No sirven para un carajo. Creo que las Botellas vienen a ser algo así como el australopithecus afarensis de los actuales Pegabanderas.

Antes, a los Botellas los ubicaban en los puestos públicos. Pero lo malo es que ahí se quedaban mucho rato, por el régimen de empleo. Yo me imagino que así fue como surgieron las maravillosas ideas de las Juntas Directivas, donde van a parar gente de los orígenes y experiencias más diversas a tomar decisiones de millones y millones de colones sobre cosas importantes para este país y, para rematar, sintiéndose importantes y sabelotodos (hay excepciones, lo reconozco) . Más o menos por ahí, deben haber surgido los ministerios sin cartera y viceministerios dobles o triples. Precisamente porque ninguno de esos sabe ni qué hacer, es que hay que contratar las consultorías a las que el PAC les tiene el ojo puesto, a ver si acaso alguien que sí sepa al menos implementar legalmente algo, pone a caminar la cosa. Esos mismos consultores y asesores que además lo pueden dejar a uno muy encholado si uno persiste en creer que la vida es sueño y no se espabila, no se pellizca ni pone cuidado

Tal vez se atienen a que para eso la institución pública tiene departamentos técnicos y legales. O a que habrá otra gente en la Junta que sí sepa de lo que están hablando y que ellos solo cobran dietas o salarios  (insisto, pagados con mis impuestos). Pero cualquiera que tenga nombramiento a dedo en el sector público debería llevar un curso de Ley general de Administración Pública, Ley de Contratación Administrativa , cómo funciona el Estado y los riesgos infecciosos de la Procuraduría de la Ética y de los procedimientos de la Contraloría General de la República. Sobran funcionarios capaces que los dejen bien niveladitos en cuatro días.

Recuerdo la vez aciaga en que de premio de consolación ante el inminente rechazo a mi solicitud del consulado, me ofrecieron un puesto en la Junta Directiva del Instituto de la Conservación del Flamingo Rosado.

Me paralicé del susto. Yo podré tener experiencia en la cosa pública, pero no en Flamingos. Obvio, yo sé que existen. Los he visto en tele y en vivo, una vez que me llevaron a un zoológico en un país extranjero, hace muchos años.  De noche tenía pesadillas con los ex miembros de la Junta Directiva del Banco Anglo y sus caras cuando cuando los condenaron. Los comentarios de pasillo de las implicaciones de abstenerse en una Junta, de los razonamientos de una decisión, de las actas y que tan completas estén o peor aun, que lo graben a uno. Lo peor es que muchos de esos Directivos eran abogados y aun así se fueron en la tira.

Supe que una, que podría ser calificada como un poquito ansiosa, se entregaría al estudio dedicado de los Flamingos hasta lograr entender un documento y recurriría a su personalidad más sedosa con tal de tener del lado de uno a algún veterano institucionalizado de los plumíferos; que de todos modos vería con gusto el momento en que el Ministerio Público allanara el Instituto y la cara de uno en rulos engalanara las portadas de los periódicos para delicia de memes y tuiteros. Esos, los veteranos institucionales, saben que las Botellas vienen y se van y que ellos se quedan. Y que si perfeccionan el arte de la pasivo-agresividad, esas Botellas se van, pero para la cárcel.

Supe que me convertiría, por cualquier mierda de paga y dejando el brete de lado, en el pararrayos, en la apagaincendios, en el palito de los enredos. Que como en los trabajos en grupo de toda la vida, todos se montarían en la arepa voladora. Que solo yo leería expedientes e informes y sería incómoda. Que terminaría sustituyendo al departamento legal y echándomelos encima. Esta botella no estaría de adorno.

Y que aun y cuando llegara a saber mucho sobre Flamingos, igual se esperaba de mí que pusiera orden entre el ganado, espiara y sapeara a los incómodos, desleales y quejosos y me alineara en votos peludos.  No hubo ni un segundo en que pensara en la satisfacción y recompensa personal por servirle a la patria.

Dije que no, temblando del susto con justa razón, porque me armaron un alboroto “Me vas a hacer quedar mal. Yo ya dije que vos habías aceptado”. Y cuando me llamó el papá de los tomates para ver qué era la cosa, cumplí mi amenaza de darle las verdaderas razones y le expliqué que yo lo que quería era irme a Suramérica o a Alemania, embarazarme y criar a mi hijo y no quería tener nada que ver con Flamingos. Que no sabía nada de ellos, no me gustaba el tema y los pájaros me dan entre asco y miedo.  El tomate en cuestión entendió y no me presionó más. Tampoco me dieron ningún otro puesto.  Desde que dije que no, a veces, cuando comentamos las noticias, surgen frasecillas para picarme de la oportunidad perdida de haber sido el Nerón de los Flamingos:  “Si vos hubieras aceptado esa Junta no estaríamos en estas. Ya habrías puesto orden. ¿Te imaginás?”

Yo nada más sonrío. Si cierro los ojos, puedo ver de nuevo las portadas de los periódicos y a una Sole contando cincos para pagarle a otros abogados, sin dormir, con ataques de pánico, abandonada por el gobierno y por el partido,  carne cruda echada a los lobos, el perro flaco con todas las pulgas y garrapatas, con una torta ajena encima y repitiendo las palabras de Mimí “Eso te pasa por muerta de hambre. Ahora ¿en qué culo me meto?”

Aprovecho además para agradecerle públicamente al  Universo que nunca me haya pedido una entrevista Alvaro Murillo.

P.S. Agradezco además a @electrofilico, cuyo balance, cordura y humanidad inspiraron este post

Actualización: @MauRoverssi me hizo el favor de notar el curioso fenómeno biológico que parece indicar que la condición de Botella ha mutado en los últimos años para hacerse hereditaria


Gotitas de lluvia

6 respuestas a “Botellas”

  1. Pues así como la Patria todavía lamenta que no hayás aceptado el puesto en la junta directiva de los Flamingos, yo por mi parte todavía lo agradezco, porque es cierto que de haberlo hecho nos hubiera tocado un día leer una entrevista en las páginas de La Nación o El Semanario y no nos hubiéramos reído como nos reímos leyendo la que motivó este post.

    Y dicho eso, yo espero que la muchacha en cuestión la haya pasado y la esté pasando muy mal ahora que está bajo la luz de todos los reflectores, aunque sea por quince minutos, no porque le desee mal, sino porque esto le da la oportunidad de prepararse para la revolcada que le van a pegar durante los próximos cuatro años si efectivamente el burro no se baja de la lancha. Tonta ella, y merecido lo tendrá, si no sabe sacar provecho de la oportunidad que le están regalando.

  2. “Lo preocupante es que ella es la muestra. El botón. El estándar de todos, no solo de jóvenes, mujeres o liberacionistas.”

    AMÉN.

  3. […] Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. « Botellas […]

  4. […] una feria de empleo. Quién sabe si Luis Guillermo se apiada de tu alma y por decencia te acomode de botella en alguna embajada, eso sí, de aquí, bien […]

  5. Avatar de Lorena Álvarez
    Lorena Álvarez

    Pero me encanta!!! Quién escribe???

  6. Yo, Lorenita, yo ¿Quién más va a ser?

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