Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Florencia

desde la isla de

Soñé que teníamos una hija.

Tenía el pelo cobre, como el sol dando en los techos de la ciudad del mismo nombre.

Le prometía que un día la llevaría a ver un atardecer caer sobre ella.

Se llamaba así por el abuelo.

La piel muy blanca, los ojos violeta, como Daniela.

Florencia.


Gotitas de lluvia

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