Anoche, como todos los años, abrazados en tu cama te pedí que pusieras tu manita en mi corazón y así, juntos, pensáramos en la muchacha que te llevó en la pancita, que ella estuviera bien, que tuviera casa, comida, trabajo, salud. Que le agradecíamos mucho tu vida.
Tal vez este año lo entendiste mejor.
Me dijiste que te hubiera gustado conocerla. Te dije que tal vez algún día, cuando fueras adulto, la podrías conocer.
Me contaste una de estas historias de fantasía tuyas, de cuando eras bebé y que la recordabas del hospital, cuando gateabas por los pasillos y se abría un ascensor y ahí estaba ella y la reconocías porque una vez habías visto una foto de ella.
Te dejé dormir pero al rato te escuché llorar.
“Mami no quiero cumplir años. Yo quiero seguir teniendo 7. No estoy preparado para tener 8 años. No sé cómo se hace”
Traté de explicarte que es imposible detener el tiempo, pero que es maravilloso como transcurre porque me permite verte crecer y cambiar y ver el ser maravilloso en el que te vas convirtiendo. Que no hay milagro que se compare con verte convertirte en un niño grande y algún día, en un hombre bueno, luchador, valiente, seguro, trabajador. Que mi deseo para tu cumpleaños era que yo viviera muchos años más para verte hecho un adulto
Volviste a llorar
“Pero te voy a extrañar mucho cuando te mueras”
Espantamos la idea como a un mosquito necio. Para eso falta mucho tiempo. Ni te preocupes por eso.
Lo importante es que estamos vivos, que estamos aquí y estamos juntos. Vamos a celebrar la vida hoy, que es tu cumpleaños.
Feliz cumpleaños mi niño hermoso.
Feliz cumpleaños a ese chiquillo que va feliz a la escuela, que es amiguero, conversón, bailarín, futbolero, musical, nadador y buenísimo en mate.
Feliz cumpleaños a los ojos más lindos, a las preguntas más curiosas, a los abrazos más dulces, a los besitos más llenos de amor.
Fogata de amor y guía
Razón de vivir mi vida.
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