Iba llegando a Tibás cuando recibí la llamada de Pato llorando por el dolor de cabeza. Había que ir por él al colegio. Seguí las direcciones de Waze- más o menos- y de repente estaba en calles que parecían conocidas pero sin indicaciones o rótulos no saber exactamente a dónde estaba, como en las pesadillas. Era circunvalación norte. Por los errores, logré llegar 10 minutos antes de lo previsto.
Cuando Pato le hace punta al lápiz, dice que lo va a “tajar” o lo está “tajando”
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