Creyeron que apagaban la chispa y encendieron praderas.
Que el Chicho sepa que su certeza de la semilla sembrada crece fuerte en los hijos y los nietos de su gente, que mantiene vivo su recuerdo, su esperanza, sus sueños, sus palabras y su ejemplo
Que la vida me dio el privilegio de ser la mamá de un chileno. Y desde ya él sabe del médico de anteojos que quería que todos los niños conocieran el mar, tomaran un vaso de leche diario, tuvieran zapatos, libros, familia y futuro.
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