Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

11 de setiembre. 45 veces

Han pasado 45 años, pero está lejos de ser historia. De hecho, cada año te das cuenta que no es una historia. Son miles de historia. O millones. Una por cada chileno que lo vivió, una por cada persona que se solidarizó, que se impactó, que se horrorizó. Una por cada persona que se entera y lee y empatiza y aprende. Cada año salen historias nuevas:

Uno

Este es un documental increíble. Un día como hoy, hace 45 años, La Moneda fue bombardeada por aviones Hawker Hunter aunque el presidente Salvador Allende y parte de su staff estaban adentro. No hay defensa posible cuando te llueven bombas, más que decirle a tu pueblo y al mundo que

Seguramente Radio Magallanes será callada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.

Después del golpe, los motores de esos aviones fueron enviados a la fábrica de Rolls Royce de Escocia para darles mantenimiento. Cuando los trabajadores de la fábrica se enteraron, desaparecieron los motores.  Ellos dicen que fue un pequeño gesto de solidaridad.

Mi suegro, de quien he escrito en otros días 11, no sabía de esta historia y cuando le conté, se le veía la mirada conmovida y agradecida. Y sonreía.

Mi suegra dijo algo que tiene todo el sentido del mundo cuando hablás de un trauma personal y no de una historia de hace 45 años “Yo creo que nunca me voy a olvidar del sonido de esos aviones”

Ellos vivían a una cuadra de La Moneda y estaban ahí, en el departamento, ese día.

Dos

Esta historia me la dio mi suegro. Es la de 12 muchachos, detenidos desaparecidos. Con tecnología, y usando las últimas fotos de ellos, los avejentaron y los presentaron como se verían hoy, si hubieran podido seguir con sus vidas 45 años más. Esas fotos del what if las proyectaron en una casa que fue del partido socialista, en el centro de Santiago y que fue usada como centro de tortura. Las familias de los muchachos asistieron y en las reacciones de ellos, entiende uno que no eran solo detenidos-desaparecidos. Eran el hijo, el hermano, el amigo, el dirigente. Con nombres, historias, vivencias que quedaron truncadas, para ellos y para todos los que los conocieron. Aquí pueden ver el video.

Vuelvo a mi suegro, contando las partes que más lo impactaron, que eran las reacciones de los familiares. El que al ver a su hermano trata de tocarlo como si estuviera ahí, con él, y le dice «Hermano… jamás esperé verte sonreír de nuevo». La viejita que a pesar de al alzheimer de repente reconoce en ese señor mayor proyectado en la pared a su bebé y grita «Hijo!».

A mí lo que más me impactó fue verlo a él contando cómo uno de los muchachos, con la tecnología para verlo como se vería hoy, “Se ve como yo hoy, viejo, de mi edad, arrugado, con canas”. Detrás de eso hay un misterio eterno: porqué él y no yo. Porqué me salvé yo y él no. De qué dependió.

Vivos los queremos. Porque siguen vivos. No hay quien dude de eso.

 

Tres

Hoy me puse mi camiseta de Allende y fui a almorzar con un cliente, que ni reconoció la camiseta ni sabía que hoy era el aniversario del golpe. Cuando terminamos, nos quedamos hablando paja un ratito y noté como dos señores me veían, hablaban entre ellos y me volvían a ver. Me di cuenta que era mi camiseta.

Oí al más viejo decir “Sí es”  con ese cantado que me es tan familair. Me volví para enseñarles bien mi camiseta y les pregunté si era eso. Me dijeron que sí. El más viejo me dijo “Soy chileno”. Pregunté de qué lado y me señaló la camiseta. Levanté la mano con el puño cerrado y los ojos de él cambiaron. La misma mirada conmovida y agradecida que le había visto a mi suegro.

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Como dato curioso, los dos, él y mi suegro, llegaron a Costa Rica en 1973.  Quién sabe cuántas veces lo ha dicho en 45 años, pero me lo repitió: “Muchos chilenos llegamos a Costa Rica después del golpe. Estamos muy agradecidos con este país”

Yo también, poh. Yo también.

Una gota de lluvia en “11 de setiembre. 45 veces”

  1. De Silva, Bolaños, la huelga y Yankelewitz - Delfino.cr dice:

    […] Han pasado 45 años, pero está lejos de ser historia. De hecho, cada año te das cuenta que no es una historia. Son miles de historia. O millones. Una por cada chileno que lo vivió, una por cada persona que se solidarizó, que se impactó, que se horrorizó. Una por cada persona que se entera y lee y empatiza y aprende. Cada año salen historias nuevas… [lean la entrada completa en Anchas Alamedas]. […]

Y vos, ¿qué pensás?