Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Volcán Poás: Guía para gringos

desde la isla de

Chiquillos, Güelcom.

El día que van para el volcán, tienen que prepararse psicológicamente. La primera fase es aceptación: NO van a ver el volcán. Van a subir una montaña bonita y ver vaquitas y casitas, (todas con rejas), gente caminando por la calle (no hay aceras), admirar guindos y desde la ventana del bus, admirar the Costarrican way of life. Van a pagar una entrada diferencias de Parque Nacional. Van a caminar dos kilómetros por un camino perfectamente asfaltado, hasta llegar al mirador donde probablemente se topen con una impresionante pared de nada. O sea de niebla.

No los quiero oír quejándose. Diciendo que es una decepción que hayan venido ya dos veces hasta Costa Rica y que nunca les toca ver el cráter. Que siempre está “cerrado”. Recuerden: ustedes vinieron a ver matitas.

La cosa es mentalizarse y aceptarlo pacíficamente. A la naturaleza, todo le pega.  Animalitos, al rato, pero no es lo más frecuente. No están contratados para eso y la gente les cae gorda. Que es posible que haga frío. Que garúe. Que no es buena idea ir en chanclas ni en shores. Que parte de la experiencia es quedarse viendo la niebla y esperar a que el guía grite “¡CORRAN!¡Se está abriendo!”. Y en medio de un ventolero, ver como se abre el telón de nubes y deja ver, por momentos, la famosa laguna turquesa y las fumarolas. Que hay una laguna, pero hay que subir como una hora cuesta arriba y puede ser que se vea o que no, pero no es nada especial aparte de las gradas, el cansancio y un poco de barrial.

La aceptación es fundamental en esta experiencia. Consuélense en saber que nosotros, locales, que por alguna extraña razón queremos subir al volcán más o menos una vez al año, tampoco lo hemos visto despejado y son legendarios los que cuentan que lograron ver ambas costas en un día sin nubes. Así que no es tan grave. ¿Quería foto? Tómesela en el visitor center al lado de la panorámica. O compre una de las tarjetitas postales fotocopiadas donde se ve todo clarito.

Nada más para que les arda. Es posible que algún tico, harto de ver el gentío quejándose en el mirador, comente en voz alta cómo, cuando nosotros éramos chiquillos, no había barandas y bajábamos caminando hasta el borde del cráter. Así que no importaba si habían o no nubes. Nosotros siempre tuvimos visión de primera fila.

Parte del paseo al volcán es parar en los puestitos del camino. Claro, ustedes no pueden escoger. A ustedes los bajan en la tienda donde hay acuerdo con la buseta. En esa donde apenas uno se baja de la microbús les clavan una fresa en la boca como una chupeta.

Pongan cuidado a lo que voy a decirles: Nosotros sonreímos mucho. Hablamos el ispikininglich. Somos pura vida. Pero nos conocemos los toques de trampas para turistas igual o mejor que cualquier otro país tercermundista pobre que depende del turismo y de la divisa extranjera. Por eso, pague en dólares y no acepte el tipo de cambio que le mienten en casi todas las tiendas.

Por eso, ¿pa qué, si usted viene de un país donde todo el verano hay esas delicias de berries en todas sus presentaciones, quiere comer fresas aquí? No le van a saber a nada. Tampoco las manzanas. Ni las ciruelas. Ni ninguna otra fruta que se da mejor en su país. Le voy a dar un dato: aquí las cerezas cuestan cien veces más que en su país. Las frambuesas las vemos en tele. Las moras son ácidas. Lo demás se importa y no sabe a nada porque viene congelado.

Pellízquese, espabílese y  póngase vivo: fíjese  qué compramos los nativos. En la zona, nada como el queso palmito (string cheese). Natilla de verdad,  que se come con sal, tortillas y pan casero. Melcochas de natilla. Unas galletas amarillas que se llaman polacas. Bizcochos, ojalá bien amarillos y sin marca. Plátanos fritos, de los maduros y de los verdes. Tortillas caseras. Bananitos negros en bolsa. Palmito. Chileros. Eso es lo que se come aquí y se come rico.

Ahora, si usted lo que tiene es nostalgia digestiva, todo le ha caído mal desde que alunizó en Costa Rica y siente ese mal de patria en la panza, atibórrese de todo lo globalizado, que aquí sobra.

Sí. Los souvenires son caros. Sí, son idénticos al resto de todo Centroamérica. No, ninguna mariposa murió en la preparación de esos aretes. Ya estaban muertas. Sí, no son nada especial. Todo es exportable, sin problemas fitosanitarios.  No sigan con la lloradera. No pienso ni siquiera intentar defenderlo.

Para este momento, es posible que usted ya sepa que comer en Costa Rica es tan caro como en Manhattan o en un restaurante bien nais in Miami. Entonces no se ponga para que le den. Vaya a comer a un lugar donde sepa que recibe lo justo por el garrotazo que le meten. Mi recomendación personal en la zona es Colbert. Comida francesa, atendida por su propietario y su gatitito Melón, a precios que se justifican para la comilona que uno se pega.

¿Que en su país se come mejor comida francesa?¿Que si usted tiene la plata para venir a Costa Rica la tiene para ir a comer a un bistró parisien en la misma París? Perfecto. No se angustie.

Pruebe en Chubascos, también en la zona. Otra recomendación personal. Coma patacones rellenos. Un casado. Alguno de los frescos. Empanaditas. Tortillas de morirse. Cualquiera de los postres. Acépteles recomendaciones. Disfrútelo.

Pero tampoco trate de comer comida local en esos atrapa tontos donde lo paran los tours. Nosotros tampoco sabemos dónde se come rico comida típica aparte de estos dos lugares. Para nosotros también es ensayo y error. Y el error, igual que a usted, nos sale carísimo.

Si quiere comer comida típica local con un gourmet twist, yo iría a almorzar al Marriott. No, así no eran las haciendas de café. No, tampoco las casas de la clase media. Ese Marriott parece un palacio morisco en la España invadida. La casa de recreo de un Califa con un harem populoso.  Pero la comida es buena, ajustada a lo que se comía en la casa de mi abuela, que era nica, pero cocinó mucho tiempo para otra gente y sabía hacer comida tica.

Termino con un ejemplo de la simpaticura de nosotros, los ticos, de los que yo soy víctima con exagerada frecuencia. Escenario: Yo, en el visitor center del Poás, comprando chunches. Entrego mi tarjeta de crédito y mi cédula, o sea, el documento oficial que me acredita como costarricese y que como no empieza con 8, confirma que esa condición de tica, es por nacimiento:

Cajero: ¿Solentiname María Montiel Quirós?

Yo: Sí. Pero me gusta más que le digan Sole.

Cajero: Usted no es tica. (me acusa. no me dice. me acusa. es un hecho indiscutible)

Yo: Si yo no fuera tica, ¿por qué usted tiene mi cédula costarricense en la mano?

Cajero: Pero usted no se ve tica… (no me dice cómo se supone que se ve un tico. mi acento no es suficiente. aunque yo arrastro la erre)

Yo: Entonces ¿qué me veo? ¿sueca?¿será este pelo rubio y los ojos azules?

Cajero: No, no. Es obvio que su apellido es latino, pero no de aquí cerca. Es un nombre curioso. (¿curioso? me llamo Sole, no Yadriellis. no lo sabe o tal vez sí, pero lo que quiere decir es que le suena a nombre de novela. Pero no es a novela. Es a Sarita Montiel que hacía películas en blanco y negro que también eran grandes dramas)

Yo: Se sorprendería ¿de dónde cree que soy entonces?

Cajero: Es que como aquí viene gente de tanto lado… yo hubiera dicho que venezolana…

Yo: ¿Usted no cree que me faltan como seis cirugías plásticas para ser venezolana?

Cajero: … (quiere seguir preguntando, pero no sabe cómo. no basta con lo que to diga. obviamente, cree que mi cédula,  que golpea rítimicamente contra el mostrador para ayudarse a pensar y que no me ha devuelto, es falsa).

Yo: ¿Me cobra, por fa? Mi apellido es nica. Mi abuela llegó en 1932. Mis abuelos maternos son cartagos. Mis papás nacieron los dos en Costa Rica. Yo nací en San José.

Cajero: No sé… usted no se ve tica

Esta es otra cosa muy propia de la zona. Lo Jalisco, lo necio y sobre todo, lo vino. A los extranjeros se lo explicamos diciendo que somos muy simpáticos.


Gotitas de lluvia

Una respuesta a “Volcán Poás: Guía para gringos”

  1. i had a similar experience in CR, no one belived me when I said I was Costarrican, no one, I felt as if I no longer belong 🙁

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