Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

La nueva pisicina de Curri: Carta abierta al señor Alcalde

desde la isla de

Mi muy estimado señor Alcalde de Curri:

Entotorotada por la noticia que la Muni de Curri estrenaba piscina y aprovechando la cercanía del barrio y el detalle que anunciaron que la primera semana sería gratuita; el primero de mayo estaba yo a las 7 de la mañana, en vestido de baño, chanclas, paño y tablita de pataleo, aporreando el portón y preguntando que a qué hora abrían al público.

Es mucho comemierdismo, pero en términos generales, yo me hubiera planteado seriamente el ir a nadar a una piscina pública y municipal, pero la experiencia de la de Guadalupe, me había convencido que no tenía porqué ser traumático.

Curri, además, como Municipalidad y desde que no es víctima del bipartidismo en cualquiera de sus variantes (PLUSC, PACE, PLAC, etc, etc), me ha llamado la atención y me ha dado hasta un poco de envidia. Por ejemplo, eso del wifi en el parque, que además está recién remodelado. Yo ni loca me sentaría con la laptop en un poyo a estalquear en Factbook, pero tengo que reconocer que me parece revolucionario. Como también les admiro que obligan a todo el mundo a separar residuos. Yo me traje de Alemania esa neurosis y cuidadosamente separo plástico, cartón, orgánico y vidrio. Pero no tengo servicio a domicilio. Cuando tengo dos bolas de jardín hasta el cecerete, me las cargo al hombro y las llevo al centro de reciclaje y quedo siempre con la duda de si no irán a parar al mismo hueco. Y me gustó lo que hicieron con las antenas de celulares, aunque se pasearan en la señal del prójimo y en roll out plan de las telefónicas.

Pues de todo eso me acordaba mientras la piscina abría 25 minutos tarde. Yo esperaba tranquila, porque confiaba en ser la primera y estar sola por lo menos una hora.

Aprovechando mis previas experiencias húmedas y ésta que me quedó grabada, quisiera, respetuosamente, hacerle algunas amables sugerencias:

a. Hay unos aparatitos revolucionarios, que se ven igualitos a coladores cuadrados. Sirven para que a cada brazada, no escupa uno alguno de los 3 mil abejones que ven en la piscina una especie de resort caribeño. Ponga al guarda a hacer algo.

b. La seguridad es primero y no me refiero a tener salvavidas, sino al guarda, quien lo obliga a uno a firmar nombre completo y cédula, advirtiendo que es un relajo, pero que en dos días de operación, ya se habían levantado 3 paños y 6 celulares. Le advierte que nade con un ojo en la piscina y el otro en los chunches.

c. Del vestidor no digo ni sí ni no. Yo a una piscina siempre llego lista. Solo espero que lo mantengan iluminado, bien seco y oliendo rico. La mayoría de esos lugares son cuevas oscuras, donde hay que cambiarse a tientas y además, hacer equilibrio sobre las chancletas por aquello de los yuyos.

d. Si visita Guada, podrá observar que los carriles se separan con chunches muy sofisticados, estereofones o simples mecates. Sirve para que los que vamos a nadar, lo hagamos en cierto orden. Que los chiquillos no practiquen los panzazos pasándole por encima de la jupa a uno. Para que la gente nade de arriba para abajo y no de lado a lado, en diagonal o en zigzag. Desanima los grupos de amigos que se parquean a hablar en alguna orilla. O sea, delimitan la identidad de la piscina: o es para hacer ejercicio o es un jacuzzi gigante, a lo olla de carne, para compartir con los vecinos. Mi opinión es que si quieren conversar o apretarse, para eso tienen el parque.  La psicina no es ni debe convertirse en un salón comunal.

e. El deporte socializa. Pero déjeme decirle que a veces demasiado. Llevaba yo apenas 8 abejones escupidos, cuando me di cuenta que las contribuyentes de tercera edad de Curri tuvieron la misma idea que yo. Levantarse temprano, pero no por antisociales sino por pudor de carnes arrugaditas o panzas prominentes. La cosa es que de pronto, vi venir hacia mí en línea recta, a una señora con traje de dos piezas. La de abajo, de la cintura a la rodilla. La de arriba, un blusón ancho del mismo color negro. Gorrita blanca y anteojos de sky para visión panorámica. Parecía un murciélago acuático. No hubo forma que la roquita entendiera que hay un orden en las cosas, el nadado incluido. Ella iba para donde le daba la gana y ni siquiera recorría el carril completo. Choqué varias veces con partes diversas de su humanidad y quedé enredada como tres veces en esas aletas de tela negra. Y el salvavidas para mantener el orden? Bien, gracias.

f. Los filtros serán nuevos, pero usted o exige que usen gorrita o se le van a hacer mierda muy rápido. Varias de las de edad de oro, se meten sin gorra, maquilladas, con aretes grandes y el agua no les sube de los hombros.

g. Debería usted prohibir que la gente guarde campo en las sillas de playa, que, por cierto, están muy bonitas y dan aire de club privado. Vi a varia gente llevando sus propias almohadas y armar su día de campo.

h. Debería usted prohibir además, a los grupos de pachucos que también madrugan para irse a parquear en el murito y examinar con detalle a todo lo que tenga vagina. Es incómodo verlos viéndolo a uno y se da uno cuenta además, que las mujeres se debaten entre salirse o no de la piscina, le piden a alguien que le tire el paño o piden recomendaciones de camisetas de manga larga especiales para nadar. Usted debe saber que una, en vestido de baño, ya empapada, se le marca todo, hasta el ombligo.

i. Somos muchos, señor alcalde, los acalorados. Los que seguimos sientiendo que piscinear es un lujo de hotel de playa. La piscina es una excelente idea, pero no rinde para tanto público. Todos llegamos añejos a bañarnos en pelota a esa pila, así que hágale usted números. En Speedo, shores y camiseta o hasta en bata de casa. Así que o hacemos otra piscina más grande, una para los güilas, una tina de agua caliente, una para viejitos y otra para aficionados o empiece a cobrar bien caro para que disminuya la visitadera. Alquílela para actividades. Si la ofrece por hora, me avisa.

j. Tuve que estar ojo al Cristo con mi tablita de patalear. La mayoría de los chiquillos parecían creer que era municipal- es decir, comunitaria y me discutían con fuerza que en la vida hay que compartir, que no fuera tan riña, que no la estaba usando; mientras yo les decía que compartieran con su santa madre pero que soltaran mi tabla.

k. Sería conveniente una cerca viva para evitar que el polvazal de la cancha de a la par le caiga a la piscina. Y para que los mejengueros no pasen directo del gol al agua. Sería conveniente una sombrita para no achicharrarse. Sería conveniente que obliguen a todos a pasar por la ducha de previo a consumirse.

Vea usted como esto que le cuento, más que quejas, son oportunidades de mejora, como dicen a nivel corporativo cuando la crítica es inclemente. La verdad es que es la primera vez que veo una iniciativa tan sabrosa como ésta sin que hayan juegos nacionales o financiamientos extranjeros de por medio.

Esta dinámica a lo Ojo de Agua, me trajo dulces recuerdos de infancia, con olor a huevo duro y sanguche de paté. Sugiero ventas ambulantes de plátanos, papas, copos y vigorón a la salida. Mejor, aun, pongamos en esa misma calle la feria!

Eso sí, mientras no se solvente todo lo previo, yo, por lo menos, me abstengo. Otras piscinas reclaman el concurso de mis humildes esfuerzos donde cascarrabias como yo somos bien recibidos.

Cuando relaté mis aventuras, mi amiga Furia me sugirió que el motivo podía ser producto del síndrome de igualado, tan propio de los ticos: “Diay mae– me dice. (Sí, ella me dice mae. Yo ya me acostumbré. Yo ya digo mae y todo.) – es que a la gente se le olvida que Curri también es Tirrases y Tirrases también es Curri, aunque le duela a la gente de Lomas de Ayarco”. La condición de contribuyente permite que tanto ricos como pobres vayan a nadar a la piscina pública (En la del Indoor, obvio, no pasa eso)

Curioso, verdad, que Lomas en Curri sea síntoma de alcurnia? En el oeste es al revés. Pregúntele usted no más a todos los que dan la dirección usando como referencia la casa de Oscar Arias para que vea que es como los microclimas: en menos de 20 km, cambia montones el concepto. 350 grados, dirían algunos eruditos del entretenimiento.

Marcelo me pidió además que al escribir esta misiva, le diera a usted la tranquilidad que yo no he puesto un cinco de contribuyente municipal en este esfuerzo y que firmara, para que quedara claro,

“Con toda consideración, de usted quedo, segura servidora, Sole, vecina permanente del cantón despiscinado de Montes de Oca”


Gotitas de lluvia

5 respuestas a “La nueva pisicina de Curri: Carta abierta al señor Alcalde”

  1. O sea, vas de colada y encima de todo te quejás? ¡Qué varas las tuyas!

    Jajajaja, como siempre disfruté enormemente leyendo tu relato, y me hizo recordar mis épocas de juventú cuando iba a entrenar al criadero de dengue mejor conocido como piscina de La Sabana. Yuyos y demás especies incluidas!!!

  2. Cuál colada? acaso la condición de cuidadano tiene jurisdicción? es piscina abierta al público no solo a domiciliados en Curri! 🙂

  3. A mi me habían dicho que para ir a Curri hay que llevar pasaporte… ¿Será entonces que lo excluyente es mi querido San Eustaquio? 😉

  4. Eso te lo dice la señora Córnito, seguro para confirmar tus destinos y emitirte la visa… 😉

  5. Mi prima mayor me mandó este comentario por correo: Qué pecado! Yo me imagino a la señora murciélago dentro de la piscina, igual que mi abuela cuando no usaba vestido de baño e íbamos a Puntarenas y ella se metía al mar en vestido, pero en vestido de diario, y cuando salía del mar después de una buena nadada, porque valga decir que nadaba muy bien, parecía que tenía un aro de alambre en el ruedo del vestido, ya que lo traía cargado de arena. Me parece verla dentro del mar, que se atrevía a adentrarse mucho, traspasando más allá de las olas, y yo gritando desesperada: ¡abuela salíte! A la distancia mía, que estaba en la playa, lo que a veces divisaba sobre el agua era el moño que se hundía y volvía a aparecer en un puro sube y baja. Cuando al fin salía, me decía: metete muchacha, está rico el mar. Yo prefería quedarme en tierra con ella para que no se volviera a meter y así calmar un poco mi angustia marina. Años después se modernizó y se atrevió a usar vestido de baño con enagüita, por lo que la molestábamos diciéndole que se parecía a Toro Sentado. No sé porqué, no le veo la relación. Que yo sepa, Toro Sentado no usó vestido de baño femenino y menos con enagüita

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *