Para ese momento, había pasado tres veces por el peaje. Las tres veces terminé con el hígado en la mano, Así que cuando vi el rotulito de para quejas llame al 8873-3923, violé la ley de tránsito y apenas pasé por el peaje, llamé sin manos libres, manejando con una mano:
Sole: “Tengo una queja: El primer día pagué con 350 y no me dieron vuelto. Ayer pagué 2010 y me dieron de vuelto solo 1200. Hoy pagué 510, y el muchacho se me quedó viendo cuando le pedí el vuelto y me pidió que le repitiera cuánto le había entregado. Es decir, ustedes se están robando los vueltos. Además, están incurriendo en un incumplimiento del contrato, porque no tienen los carriles para Quick Pass hasta dentro de un mes, o sea que mientras tanto el HSBC jinetea mi plata tranquilamente y yo pierdo 500 pesos por día por pasar por el peaje. Esta pista, apesta. Yo sufrí la construcción completa. Además dígame si esta línea es solo para que la gente loca como yo se desahogue o si de verdad hacen algo. Quiero saber qué piensan hacer con lo de los vueltos!”
La Pista: “Sí, es que hemos tenido problemitas porque los muchachos tienen problemas de conteo…”
Sole: “Cómo que problemas de conteo? Ustedes ponen a cobrar a gente que no puede hacer una resta tan simple como 2010 menos 310? Pero deberían tener al menos tercer año de colegio o no?”
La Pista: “Bueno, voy a ver en qué le podemos ayudar”.
Sole: “No, no no. Un momentito, a ver, ubíquese. Usted no va a ver en qué me puede ayudar. Como esta pista se construyó y se paga con mis impuestos, que se deducen de mis ingresos y de lo que pago de peaje más lo que ustedes se roban. Usted no va a ver en que me puede ayudar. Usted va a cumplir con su trabajo y me va a enviar una respuesta en cinco días, porque si no, de aquí voy directo a la ARESEP y como a mí el abogado me sale gratis, se lo advierto, no voy a parar”
La Pista: “Me regala su teléfono y nombre?”
Sole: “Isla de Solentiname, dos dos cinco cinco- cinco cinco cinco cinco”
La Pista: “esteee… o sea, veintidós cincuenta y cinco- cincuenta y cinco cincuenta y cinco?”
Sole: “No me diga que usted también tiene problemitas de conteo…”
Y así siguió la cosa como hasta la avenida 10, más o menos. Lo que más me enferma de todo esto, es lo impotente que me siento. Si pongo la queja, no tengo pruebas ni testigos, solo lo que yo diga. Y además, sería todo un periplo para recuperar 540 colones, que son mis pérdidas totalizadas a este momento.
Por otra parte, no deja de tener algo de kármico, que precisamente los habitantes de la cuna del SI al TLC, tengan que pagar, al menos 610 pesos por día para llegar y salir de sus condominios de lujo. Parece que es endémico, porque cierta Cámara que pasó editoriales todos los días a favor del TLC, ahora se rasga las vestiduras de todo lo que les hacen las malvadas multinacionales.
Pensándolo bien, está bueno que les pase eso. Aunque a mí me sigan robando vueltos.
Nota de Sole: A petición incluí el número real de quejas de Autopistas del Sol, tan útil como las bolas de algún cura que sí respete el voto de castidad (porque no son todos, como ha sido evidente)
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