– Apliqué para una beca en un tema que no estudié, no trabajo en eso y me paso un año de la edad límite. Tampoco le dije a mi jefe ni a nadie. Son formas más elaboradas de perder el tiempo, eso, de aplicar a imposibles.
– Por primera vez en meses, tomé la calle de Pavas hacia el este y pasé frente a Canal 7. Mi memoria visual tenía registrado una mole de concreto, un parqueo, una composición mental gráfica. Cuando vi un potrero sin forma de nada, ese hueco horrible en La Sabana donde me imagino vamos a enterrar la dignidad nacional por unos dólares chinos más. Por un momento me sentí perdida, transportada a otro lugar, en el portal de una dimensión desconocida. El Patán me llamó en ese momento y me ladró “Dónde estás?” yo estuve tentada a decirle “No estoy segura“. Me gusta eso del drama y de los microtramas a lo Stephen King.
– Fui a ver Mamma Mia. Me pelan los malos diálogos, la iluminación falsa, el uso abusivo de la pantalla azul, lo mal que cantan todos y en especial Pierce Brosnan. Lleven kleenex si alguna vez algún cobarde las dejó botadas, porque se lo embarran a uno cuando Merryl Streep canta “The winner takes it all”. Yo salí de ahí convencida que necesito un disco de Greatest Hits de Abba.
– Hoy dejé los orgullos y las malacrianzas de lado y recé por mi amigo, el Marisopo. Pedí lo que me dijiste que pidiera: Fuerza para vos para enfrentar lo que viene. Fue de corazón y no me puse matona. No me enojé ni reclame nada. Vas a ver que funciona.
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