Dijo mi amigo M en el supuesto programa de sexo:
“Si el tiempo que estamos dedicando al Mundial se lo dedicáramos al sexo, a la pareja, a los hijos.
Si esos cinco mil colones que cuesta la postalita de Ronaldihno los invirtiéramos en una guía de sexo para niños, o en cualquier otra cosa, pero algo útil.
Si entendiéramos que los tontos somos nosotros que sufrimos o nos alegramos por el ver a esos millonarios jugar,
El mundo sería otro lugar”.
Eso explica en parte, pero no del todo, porqué cuando yo le pregunto “M; y qué vamos a hacer hoy? “, él siempre me responde “Tratar de cambiar al mundo.”
Mi amigo M, como el alto ejecutivo de la compañía del Patán, es culto
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