Harta de ir de shopin para darse cuenta que en este mundo globalizado todos nos terminamos vistiendo exactamente igual y comprando los mismos cacharros?
Deseoso de encontrar cositas y chunchitos radicalmente distintos a las miles de chucherías chinas estandarizadas o de las chucherías caras de Cemaco?
Añora aquellos tiempos en que las tiendas tenían personalidá propia y se le pegaba a uno con las compras?
Defiende usted su idioma (Hay esperanza mientras sobreviva la Ñ) y su color (Café!)?
Se queja de que no hay lugares buenos que no sean establishments del Hombre y que hace falta de esos lugares para los self appointed progresistas que vamos contra corriente? (Nota de Sole: Los peces que nadan con la corriente suelen estar más que en estado de pez, de pescado).
Entonces ESTE lugar es para usté (para mí, ni les digo, adoptada desde el día uno):
Se llama
Ñ
Su lema es: lo que ño se enseña ño se vende, axioma clásico de las relaciones humanas interpersonales. Es lo que explica que usar minifalda no es un vil sometimiento al deseo del macho varón que nos subyuga y utiliza. Es una estrategia de mercadotecnia altamente reconocida y demostrada!
Y se describe de la siguiente forma:
Artefactos ñoños, objetos intervenidos, souvenir urbano, ediciones de arte, ublicaciones, música, performances, exhibiciones, lecturas, homenajes, actos de
repudio y otros eventos extraños.
O sea, perfectos para la que escribe. Mi tipo de lugar.
Entre estos eventos, hay uno próximamente que no califica de extraño si no de gozoso, que si no fuera porque mis poemitas apestan y estoy encadenada al cuento, yo me matriculo. O en la de menos pido ir de oyente. Es taller de poesía a cargo de Luis Chaves, alias Tetrabrik , que es demasiado gato y me recuerda eso de cuando le dijeron a Neruda que si a los 18 años no había leido a Marx era como si fuera analfabeto, porque si uno no se ha leído al menos algo de Luis no sabe de lo que se pierde. Y no es de brocha, es objetividad pura, sin envidia y con admiración.
Ubicado en: el edificio donde toda la vida he querido vivir y a hora al menos puedo entrar a husmear, es decir, costado este de la Casa Amarilla.
No sé si aceptan tarjeta. Pero antes de entregarle su dinero y ahogar su consumismo en porquerías que todo el mundo va a tener una igual (como la pulserita de Lance Amstrong), dese la vueltita por aquí y dele rienda suelta al ejercicio de vaciar la billetera. Al menos sale uno contento.
Hago el anuncio de gratis, no conozco a los dueños ni a los elaboradores de artículos y solo vi una sueta con un escudo de la Guerra Española un día antes de la inauguración y me enamoré. No espero nada a cambio de este alboroto, salvo que todos vayamos a vinear un rato y si les va bien, me nombren cliente frecuente del mes.
Segunda recomendación:
Un blog nuevo de alguien que escribe lindo y lo pone en imágenes (zí, yo lo he visto con estos ojitos tapatíos que se comerán los gusanos… snifff!), La Niguenta .
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