Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

El acoso

desde la isla de

En la calle, de todos los hombres de una sociedad machista, que te hace sentir primero deseada y conforme pasan las horas, en peligro que alguien te meta un agarronazo de una nalga. Algunos me pasan al lado y me dicen sus piropos cartuchos, porque no se animan a nada más grueso “buena moza”, “Belleza“. Yo no me engaño. y consciente que no soy un mujerón, me fijo a mi alrededor a ver qué es lo que hago diferente aparte de ser muy alta, que es algo que soy y no que hago. Solo yo ando con enagua encima de la rodilla. Las demás, de pantalones o faldas largas. O sea, vengo a ser como el putarrón del barrio.

Entonces decido empezar a poner orden. Les devuelvo las miradas de escrutinio, con rabia. A uno de los militares que custodian la entrada de La Moneda, le digo muy seria “es mala educación ver así a una mujer, tu madre no te enseñó modales?” y a un paco que me sigue con los ojos cuandro yo ando de particular mal humor, le le acerqué y le gruñí en mi mejor acento tico “QUE me vesss? nuncasvisto una mujer?”. La distancia, nótese, me pone estúpidamente valiente.

En el ambiente, eso que me duele tanto, eso de aquí no pasó nada, del pasado está superado y esas cosas que quedan en la calle como una camiseta de Allende o una casa de tortura abandonada es cuestión de tiempo para que desaparezcan y se dejen de estar jodiendo. Nunca más en Chile. Nunca más comunistas. Nunca más hasta que haga falta. Y los momios fachos le sacan esquelitas de feliz cumpleaños en El Mercurio al desgraciado de Pinochet que debe estarse asando en el infierno.

Del olvido, porque ahora reapareció un irresponsable que se tenía por detenido desaparecido y lleva años en Mendoza con otra mujer y otros hijos. Y a los de aquí, los compensó el gobierno, le pagó estudios y los mantuvo, todo por su padre desaparecido. Y el irresponsable incluso vino hace un par de años y sacó cédula y pasaporte nuevo y nadie se enteró de nada. Y entonces, ahora dicen que si viste, que te lo dije, que no era cierto que estaban todos muertos, así como ese que estaba en Argentina deben estar todos pasándola chancho. Ahorita se descubre que tampoco los torturaron, a lo sumo un par de combos. Y yo, escucho, con decencia porque son clientes, pero profundamente triste.

En el futuro, un pasaje de avión y una maleta vacía. Mañana me voy a Buenos Aires. Llevo tres camisetas, los jeans que ando puestos y el corazón lleno de esperanzas. /span>


Gotitas de lluvia

2 respuestas a “El acoso”

  1. Avatar de itzpapalotl
    itzpapalotl

    la semana pasada en una de esas esquinas casi vacías de santiago, un par de tipos nos dijeron: “señoras, es muy tarde para salir a la calle”. nosotras, ticas malcriadas, nos volvimos y al unísono nos abanderamos: “y a usté qué le importa?”

  2. JAJAJA… brava mi Sole! Eso de las miradas que atosigan me suena familiar… ojalá tuviera tu valor.

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