En California, los mormones, un 2% de la población de ese Estado, volcaron millones de dólares en una campaña llena de mentiras para que prevalecería la discriminación y se impidieran los matrimonios del mismo sexo. No es una cruzada novedosa. Ya hace unos 150 años atravesaron el país y crearon su propio estado, Utah, para defender su derecho al matrimonio como dios manda para que la familia tradicional siga siendo la base natural de una sociedad civilizada, es decir, la unión entre un hombre y un número indeterminado de mujeres.
El Air Force One tiene nuevo nombre: Soul train
“Para el 2012, dos hombres flacos y altos de Illionis habrán marcado la diferencia en este país: Abraham Licoln y Barck Obama” – El mentor de los Obama en Harvard, que además creía que Michelle llegaría a ser presidente y Obama, a lo máximo, alcalde de alguna ciudad.
Las lágrimas de Jesse Jackson. Por Martin, por Malcolm, por Bobby y por Jack Kennedy. Por todos sus muertos. Por todos mis héroes.
Colección de rótulos favoritos: el de “Foreclosed” en las rejas de la Casa Blanca. Y el de “Hang in there. Help is on the way”.
Hubiera sido divertido que la ignorancia de Palin se luciera más durante la campaña. Ya con todo atrás, Fox News confirma que el pitbull con pintura de labios no sabía si África era un país o un continente; no podía nombrar los tres países de Norteamérica y hacía pataletas cuando leía cada mañana los artículos de prensa que la atacaban. Afortunadamente, she has been tagged and was released back into the wild.
No dejo de pensar en mi primer viaje a Estados Unidos, a los 8 años. Tuve que llenar el formulario de migración mío y de Mimí. Nos pedía indicar cuál era nuestra raza. La opción de “morena” no existía. Mimí era mucho más oscura que yo, pero no era negra. Ninguna de las dos era blanca caucásica, esos eran mi tío Adolfo y mi prima Némesis, con sus ojos gatos. No entendía que significaba “Raza hispana”, porque en América, somos blancos, negros, chinos, mulatos, mestizos, indios y mezclados. Cuando entregué las boletitas en la ventanilla de migración, el gringo me dijo que me faltó llenar esos espacios. Le contesté en inglés “Yo no tengo raza.”
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