Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Aplicaciones prácticas de la condición de Patán

desde la isla de

El hijo del Patán es él a los 23 años. Pero simpático, educado, cariñoso, respetuoso y considerado. Yo diría que lo adoptaron si no fuera porque tienen los mismos ojos y el mismo algo contra lo que ya por dicha me he vacunado. Me pregunta por un conocido mutuo, consagrado picaflor y coqueto. Intercambiamos anécdotas durante un almuerzo. Lo piensa un poco y concluye: “Sí, él padece de lo mismo que mi papá, que está convencido de que todas las mujeres lo adoran”.

En un día particularmente cargado, con muchas llamadas urgentes de por medio y mil cosas dejadas de lado, el Patán se queja ácidamente de todo lo que ha salido mal ese día, sin almuerzo, sin cigarros, sin tiempo, refriado y con problemas. “Puta, y encima se me para este reloj de mierda”. Yo le ofrezco consuelo: “Bueno, no seás mal agradecido. A tu edad y con ese estilo de vida, demos gracias al señor que algo se te para”

Me recomienda a un banco para que me abran una cuenta corriente, porque es de los clientes a los que les asignan ejecutivo/esclavo para sus asuntitos. Su correo dice que soy “su amiga personal”. No dice que sea buena paga, confiable, responsable, abogada, recomendable, o cualquier otra condición de utilidad bancaria. Solo que soy algo suyo, que además es personal con la ambigua condición de “amiga”. Partida entre la curiosidad y la ofensa, le pido que me diga por escrito y dentro de los siguientes tres días hábiles, a qué me da derecho el título. “Tranquilízate”, me contesta.


Gotitas de lluvia

3 respuestas a “Aplicaciones prácticas de la condición de Patán”

  1. jaja… sí, “amiga personal”! bien ganado el título de patán… pero su hijo… no suena mal 😉

  2. insisto: qué hp más galán…

  3. Avatar de Solentiname
    Solentiname

    Ila: El hijo no suena mal para alguien que tenga 23 años. Lo recomiendo. Es buen muchacho.

    Furia: charming as Cary Grant, disturbing as Marlon Brando, macho as John Wayne. Galán, indeed.

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