La ciudad es famosa por su pizza. La hacen en un plato redondo hondo, con pasta gruesa y varias capas de ingredientes. Es como un pie, pero salado. Muy parecido a la tarta de Buenos Aires. Deliciosa.
Finalmente encontré el barrio de contracultura de Chicago. Me animé a montarme en metro y a recorrerlo a pie de arriba abajo. De camino, le pregunté a alguien si iba bien, y me dijo que si estaba segura de querer ir a ese crappy town y advirtiéndome que hay locos en cualquier parte del mundo. Un homeless me mostró la entrada del metro. A cambio quería dinero para una hamburguesa y unas papitas.
Por delante, esta ciudad tiene terracota, ventanas de vidrio que reflejan los rascacielos, mármol de Carrara, concreto armado, ladrillo rojo. Por detrás, por donde pasa el tren, se nota la tristeza y la pobreza. Esas casas de varios pisos tienen atrás armazones de madera como balcones hechizos, sus escaleras de incendios que se prenderían con un fósforo. Le da cierto aire como caribeño. Triste, no? Eso, de que el Caribe sea pobreza.
Caminando por Bucktown, recorriendo librerías de libros usados, tiendas de ropas reciclada (“vintage”), metiendo las nariz en las boutiques más exclusivas, me doy cuenta que a este barrio le falta demasiado para ser de verdad hippie y a esta ciudad le falta mucho verde para ser habitable. Me quedo con San Francisco.
Descubrí que hay un piso del hotel para nosotros los ejecutivos en viajes de negocios donde uno se come como boquitas y cocas gratis. Hoy desayunamos ahí y de ahí vengo bien cenada. Solo me falta repellar tal vez con un heladito.
En la reunión de hoy, yo era la única de ojos oscuros. No deja de intrigarme porqué los gringos son tan diferentes, porqué se siente esa distancia que marcan con latinos, con negros, con chinos, con cualquiera que no sea blanco. No sé si es porque este es un país de vencedores, en el peor de los sentidos. Aquí no quedaron víctimas que recordaran la conquista y a los que quedan, los ignoran.
Una muchacha negra me dice en una tienda que Obama la hace sentir que todo es posible y se le llenan los ojos de lágrimas. El señor negro que atiende a donde voy de zopilota a robarme comida, le dice a todos que no se pierdan el discurso de aceptación de Obama de hoy. La mayoría de los homeless de aquí son negros. La gente se cambia de acera cuando ve a dos o tres juntos. Esta es la ciudad natal de Obama y su mujer, aquí trabajaron por los más pobres. Hoy, hace 54 años, el reverendo Martin Luther King, que vivió también con los pobres de Chicago, tuvo un sueño. Fue inspiración pura, sin guión, animado por una señora que le dijo “Martin, this ain’t right. You can do better than that” y entonces el lanzó su sueño al viento.
Me apabulla un poco esto de hablar en otro idioma. No reclamo el pan con mantequilla que nunca trajeron al almuerzo. No pido el limón para el pescado. Soy, de repente, una persona tímida y callada, que se deja de todo el mundo porque todo, en cierta forma, me da miedo. No quiero ni pensar en lo que sería ser un inmigrante que no conociera el idioma.
Mañana me toca bonito: a las 10, tour de los gansgters, para recordar las leídas que me daba de adolescente, cuando fantaseaba con el romanticismo de la vida criminal de los filmes noir. En la tarde-noche, tour de casas embrujadas que le garantizan a uno por lo menos un fantasma verdadero. Esa vara de los museos y cosas culturales que me hacen mejor persona quedarán para otra visita.
Al Gore está por hablar en Denver, donde es la convención demócrata y no aquí, como dije de burra. Me emociona verlo. He, who used to be the next president of the United Socialist States of America. Papi es papi. Me dispongo a verlo. “Las elecciones del 2000 le cambiaron el rumbo a este país. Yo sé porqué se los digo: no estaríamos en guerra en Irak, no estaríamos en esta crisis, no habría discriminación, no negaríamos la crisis ambiental, la resolveríamos” “John Maccain, tiene las mismas ideas de George Bush. Hey, yo creo en reciclar, pero esto es ridículo”
Sigue Obama.
Para que no haya dudas de qué lado estamos, a Al Gore lo recibieron con esta canción:
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