Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Bullies

desde la isla de

Anoche soñé que me cambiaba de colegio. Y estaba muy perdida al inicio, no sabía por dónde ir, cuál era el día de deportes, si tenía que cambiarme o llegar solo en uniforme de educación física y me decía a mí misma que jamás en shorts, siempre en buzo.

Eran aulas de mesas muy largas llenas de alumnos que hablaban de todo. Era la hora de salir y alguien me decía que X iba a venir por nosotros en carro, en compañía de L, que era la más pesada de mi generación, la que nos trataba mal a todos.

De nada había servido cambiar de colegio si ahora tenía que compartir carro con L, pero también quería ver a X.

Salíamos de clase y yo me iba por otra puerta a esperar que pasaran por mí. Empezaba a llover y no pasaban. Yo me quedaba dormida en una banquita y cuando me despertaba era de noche y nadie había venido por mí.

Llamaba a X que me decía que estaba fuera del país y que a él nadie le había dicho que había que pasar por mí. Luego me pasaba a la secretaria y ella me decía que no me hiciera ideas, que era solo mi amigo.

Yo sabía que no eran ideas mías. Que no me había imaginado las cosas. Pero también que eso no servía de nada. En el sueño, yo sabía que no podía esperar validación de nadie.

Trataba de llamar un Uber para volver a casa. Y como en todos estos sueños, no lo lograba. Alguien me llevaba a casa.

Creo que tiene que ver que he estado haciendo un tratamiento dental con uno de mis contados amigos del cole, que no veía hace 35 años, pero que nos llevamos muy bien y mantenemos el cariño intacto.

Fediverse Reactions

Gotitas de lluvia

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