Aunque procuramos no estresar a Pato con las notas- lo que conlleva un esfuerzo sobrehumano en mi caso, producto de traumas infantiles- esperamos que en Mate, donde es especialmente bueno, las notas reflejen precisamente eso.
Pues trajo un 4 en un quiz. Y a la hora de revisarlo, vemos que dejó sin hacer una sección en la que tenía que usar la regla que se le compró para eso y que está recontra advertido de cuidar, sobre todo porque la cartuchera de Pato nunca es la misma dos días seguidos. Así como hoy puede tener todos sus lápices de colores en orden, su pluma y sus cosas; hay otros donde se le abren los 3 zippers y solo sale basura de tajador. En fin…
Sometido al interrogatorio correspondiente, finalmente confesó que el día del quiz, una de sus compañeras de mesa (los sientan en grupos de 4) no trajo regla, y antes de que él se diera cuenta, estiró la mano y cogió la de él. Entonces Pato no pudo usarla.
– ¿Por qué no se la pediste de vuelta?
-Porque ella la necesitaba
-Pato, pero ella debe ser responsable de sus cosas. Vos también la necesitabas.
– Pero ella no había traído regla y estaba muy asustada por el quiz.
-Mira: en esos casos es como en los aviones, si caen las mascarillas de oxígeno, uno se las pone primero y después ayuda a los demás. Podías pedirle de vuelta la regla, decirle a la maestra o decirle a tu compañera que primero la usas tú y luego se la prestas.
No quedó muy convencido y la verdad, yo tampoco. Incluso pensé en que podríamos enviarle dos reglas, aun a sabiendas de que no tendrían una vida útil muy larga.
Esa noche, en la conversación de antes de dormir, me preguntó:
– Mami, ¿hice algo malo? Yo pensaba que ayudar a los demás es lo correcto…
Deja un comentario