En el fondo de la caverna, no hay celebraciones ni euforias. Ni siquiera un “Qué rico!” o un trago con brindis al triunfo. Dejan salir el aire de la respiración contenida por el susto. Comentan que no están alegres, apenas tranquilos y que se ganó por poquito, aunque con una diferencia mayor de votos que en las últimas elecciones presidenciales. Las frases favoritas son construir puentes y pasar páginas.
Anoche, la llamada a reconciliación del presidente y su sonrisa, resultan chocantes cuando las cámaras enfocan a su lado a Kevin Casas, que si salió con el rabo entre las piernas, seguro fue solo una confusión momentánea.
Ahora nadie sabe cómo se vuelcan en 3 días 15 puntos porcentuales. La peor excusa es que nunca existieron. La mejor razón, que cundió el pánico.
Sí hubo ingerencia venezolana. Los enemigos de Chavez exiliados en Costa Rica se unieron a las tiendas del Sí, espiando dentro de las escuelas, provocando al “enemigo”, empeñados en prevenir que su país de asilo corra siquiera el riesgo de convertirse en otra Venezuela. Esta Isla lo vio. No me lo contaron.
Se rumora que ayer, al filo de las 8 se convocó una reunión de emergencia, con todo y fuerza pública en una institución del Estado. Se sabía ya del gane del Sí y se escuchaban amenazas de rechazar los resultados, por la fuerza. Los representantes del Sí asistieron a la convocatoria, en sus propias palabras “cuiteados”.
Mi hermano me dice con dolor que en el ICE hay ambiente de funeral, muy dolidos, que nadie dice nada. Sin pretender herirme, me pregunta con su inocencia de hace muchos años si en mi oficina dieron de premio el día libre.
Canal 7 estrena set y aparentemente memoria. Hoy Ottón Solís ya no es el estadista brillante y previsor de la semana pasada. Es el necio que insiste en lanzarse y no entiende que los resultados de los votos es una invitación al retiro. Ahora sí se le le reprocha y recrimina en público.
Para cada base, Un millón de colones en efectivo en la bolsa por si hace falta algo. Una planta eléctrica, que llega en su propio remolque. Comida para 15 personas aunque solo habían 3 trabajando. Cupones de gasolina. Rutas de buses que harían de San José una ciudad públicamente transitable. Laptops para buscar en los padrones. X-5 al servicio de la señora que iba a votar en Calle Fallas, con su dueño, el señor Gerente, de Chofer. Baños de cabina propios. Radio comunicadores. Cientos de camisetas por puesto. Algo está podrido.
Conozco a muchas personas que hubieran preferido no haber tenido que llegar a esto. Que votaron por una u otra opción porque no había forma de hacerlo por partes. Que no son hijos de papi ni mantenidos de nadie. Que vienen de la clase media, con los dos papás que trabajan, que tuvieron en algún sector de la formación educación pública (casi toda universitaria), que trabajan por su capacidad y no por influencias. Que hoy no están felices, a pesar de que votaron por el sí. Que me recuerdan mucho aquello que un cobarde es un valiente con esposa y cuatro hijos.
Hoy el clima amaneció como el ánimo nacional. Llorvió toda la mañana.
Este proceso sacó lo peor del facho que llevamos dentro.
Otro día les cuento de mis aventuras del día del referendo.
*Frase de una canción del grupo uruguayo Los Olimareños.
Deja un comentario