Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Su querida presencia

desde la isla de

Soñé que estaba con Pato en Cuba y conocíamos al Che Guevara y lo veíamos cantar una canción de Silvio que resultó que el Che la había escrito. Era dulce y sonriente y cariñoso.

Los edificios eran blancos, altos, coloniales, con la austeridad propia del embargo.

Luego íbamos a un resort en la playa, con la arena blanca y el mar celeste y las olas eran grandes porque había muchísimo viento. Una piscina enorme.  Había un ascensor específico para cada piso y el mío volaba por el cielo.


Gotitas de lluvia

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