Pasé toda la noche soñando con Aun estoy aquí, porque la vi ayer. No me importa que haya sido en una plataforma pirata. Me impresionó mucho su calidez y no dejaba de pensar en la actriz, que también fue víctima de la dictadura y todo lo que transmite en sus pequeños gestos, en el tono de su voz, en lo que dice.
En el sueño, yo era parte de las personas que buscaba a Rubens, pero me daba vergüenza sentir tanto miedo mientras ellos se mostraban sonrientes ante la vida y sus desgracias. Soñé con muchas escenas. Soñé que recordaba los nombres de las torturas. Soñé con Mauro diciéndole a Pato que su abuelo es un héroe de verdad, no como los de las películas.
Pensé en Eunice- la de verdad- haciéndose abogada a los 48 años y dando la lucha el resto de su vida por los más débiles hasta convertirse en una eminencia en el tema de derechos humanos e indígenas.
En resistir la violencia con vida. No todos podemos. Pero admiramos a los que lo logran.
También soñé, otra vez, que entraba a la U a llevar otra carrera y la dejaba botada. No sabía los horarios, no me interesaba ir a clases, nada me llamaba la atención. Pensaba que tal vez llevaba toda la vida estudiando y que era tiempo de darme un descanso o tal vez de volver a terapia para ver qué hacía con mi vida.
Una parte de mí no durmió. La parte que quedó traumada de la escuela, la responsable, la que no puede fallar. Anoche nos dimos cuenta que la tarea que Pato tenía que llevar hoy le estaba incompleta. Se hizo una parte en la noche, con un Pato lloroso del sueño. Así que decidí no ir a nadar hoy, levantarlo más temprano y hacer los dos ejercicios que faltaban. Además, armarme de paciencia, porque podría ser una batalla. Se logró.
Qué desgracia que son los artículos en alemán…
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