Voy a proponer una modificación al Código de Trabajo. Una especie de licencia de soledad repentina, parecida a la de la maternidad, para que cuando alguien se separe, se divorcie o lo manden al carajo, el patrono, comprensivo y todo pago le diga:
“Vaya, tómese tres meses, llore, terapeése, pida cacao, enójese, deprímase, llame a los amigos a las 3 de la mañana, búsquese un sustituto, cójase todo lo que encuentre y cuando ya se sienta estable y pueda de nuevo hacer bien su brete, vuelva, que aquí lo estaremos esperando”
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