Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Diario de una persona ansiosa

desde la isla de

Hoy estaba buscando jurisprudencia sobre un tema de pasantías. No encontraba nada. Busqué por “práctica profesional” y lo que encontré fue una colección de rechazos de recursos de revisión donde el magistrado a cargo le recordaba al apelante que si había pasado lo que pasó, era porque su abogado había incurrido en una práctica profesional incorrecta.

Pensé en las veces que he repetido que la jurisprudencia está llena de errores de abogados y sis intentos de corregirlos.

Empecé a pensar en mi caso, el que me da angustia, y pasé de 0 a 1000 en nivel de ansiedad.

Gaby me atajó. Me recordó el alto nivel de dificultad de esos recursos. Los motivos, etc.

Le comenté a Gaby de cuando el juez me pidió personerías. Gaby me dijo que no le había contado eso. Se encendieron todas las alarmas.

Sudando frío, intenté entrar a la página web del Poder Judicial. No pude, porque me pedía cambiar la contraseña y traté de hacerlo, pero no sirvió.

Busqué los escritos donde las aporté, pero no salían.

Me tenía que ir a una cita médica. Mientras buscaba mis exámenes, me encontré un fedex con las personerías. Un fedex sin abrir. Sentí un clavo afilado bajándome por la espalda. No las presenté.

Me fui a la cita, con la mitad de la cabeza en otra parte Sentía dolor de la contractura en la espalda.

Mientras esperaba, revisando mis exámenes, me encontré otro sobre de Fedex. Cerrado. Las personerías.

Una barra de concreto me atraviesa la memoria. ¿Cuándo llegaron esos sobres? ¿Porqué no los vi antes? ¿Porqué están cerrados? Si no presenté eso, no hay nada que hacer.

¿Será que la ansiedad me provocó ese olvido? ¿Será que en realidad no me lo había pedido el juez?

No sé ni cómo volví a la compu. Sintiéndome muerta por dentro, empecé a revisar los correos enviados al cliente. No encontraba ninguno porque escribí mal el nombre del cliente.

Pero poco a poco, los encontré, confirmé lo presentado. Las personerías estaban presentadas y sus traducciones también. Los sobres estaban cerrados porque todo llegó primero por correo.

Ya para ese momento el dolor de la espalda era insoportable. Me acabo de tirar al suelo a estirar.

Me tomé una cremita de ayote hecha a mano.

Me tomé una coca.

Me acosté.

Acabo de volver a revisar, por aquello.

Estoy agotada.


Gotitas de lluvia

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *