Sí, todos los sábados me robo una o dos cerezas o una o dos uvas o de lo que haya de ese tamaño y me las como disimuladamente y a veces con toda la cáscara en media zona de verduras del supermercado y luego veo a ver qué hago con las semillas chupadas, si me las meto en las bolsas de los jeans o las dejo en un rinconcito. Y no, no las pago ni me compro un kilo completo ni me da culpa.
¿Y QUÉ?
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