Hoy cumple años Marce. Así que amanecí en la casa y no en el agua.
Anoche Pato y yo fuimos a buscarle un regalo. Pato escogió unos legos pequeños y la bolsa de Buzz Lightyear. Le regalamos un mapamundi y un avioncito para que escoja a dónde quiere viajar.
Marce es de los que piensa mucho, observa mucho y dice poco. Aun no nos ha dicho a dónde iremos en Semana Santa.
Como no pude ir a nadar temprano, a las 11 me escapé al Colegio de Abogados. Llegué a la hora de los pensionados, con camisetas con PSF de manga larga, sombreros de ala muy ancha y caminando por los carriles. Quedó uno libre.
Apenas empecé a nadar, me empezaron a felicitar.
Un señor me dijo ” Ya terminaste? Le pusiste un montón” y yo “Nah… eso era el calentamiento. Apenas 500 m”. Tenía la cara y la voz de un hombre muy guapo. Esa forma de hablar de un chavalazo. Santísima… debe haber sido un pico de oro, que a punta de hablada te coge.
Los piropos siguieron de los demás. Qué qué lindo nado, cómo me sale de bien la mariposa, qué aguante, etc etc.
Y me la creí. Estaba nadando toda fachenta. No paraba al propio para seguir impresionando a los demás.
Me quejé en voz alta de que las banderillas estaban mal puestas. Argumenté que en una orilla el agua es muy bajita para dar vuelta.
Y para el gran final, un tiempo de 25 metros, caminé por fuera de la piscina hacia la banqueta como si estuviera en las Olimpiadas. Me cuadré perfecta, planeando entrar al agua como Esther Williams, sin salpicar a nadie.
Pero al despegar, el pie de atrás, que es el que me impulsa, se resbaló en el hule que tienen las banquetas de ahí y literalmente me fui de cara al agua, cayendo como un sapo.
Hice un tiempo pésimo, iba roja roja debajo del agua fría y en términos antiguos, me la pelé . Encima, el 60% de mis genes indígenas se manifestó con fuerza en la piel y con una hora quince de piscina salí con el bronceado de una semana en la playa.
Cuando llegué a la casa en la noche, vi una hormiga cerca de Pato y la aplasté. Pato se atacó a llorar. Le acababa de matar a su amiga, con la que estaba jugando, la que lo hacía sentirse feliz.
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