Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

El plazo

desde la isla de

A pesar del medicamento, me despierto a las 3 de la madrugada, puntualmente. Siento la tensión de los músculos y el sabor de herrumbre al fondo de la boca, el miedo.

He revisado casi todos los días cuándo se vence el plazo y todos los días se me olvida y tengo que volver a contar una y otra vez y a sentir la angustia, cómo pierdo la capacidad de oír, de ver y solo eso existe y luego el alivio.

Usualmente siento en el cuerpo el plazo. Sé cuántos días faltan, cuántos han pasado sin ver el calendario.

En este caso no he podido. Se me alteró la sensación del tiempo, como en pandemia y siento que han pasado más días de la cuenta y en realidad han sido pocos.

Pensé que fue por no tener la notificación en la mano, porque me dieron por notificada, porque no respondí inmediatamente como hago siempre.

Me gusta esta sensación extraña de estar perdida en uno de las dimensiones que siempre creí que era imposible que fallara


Gotitas de lluvia

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