Creímos que nuestras vidas serían distintas. Que aprenderíamos de la experiencia de los adultos. Que a nosotros no nos pasaría.
35 años más tarde, si creyera le pediría a Dios que le de a mis personas queridas la fuerza y el valor para liberarse de relaciones de mierda que ya llevan más de dos décadas.
Aun hay vida.
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