Sí, puede ser que sea muy vieja para esto.
Para no evidenciar la condición de manganzones inmaduros y que no nos confundan con paidófilos, aunque el Antídoto no sabe, llevamos a una chiquita. Tiene 4 años y usa colita en el centro como el chorrito que estaba allá en la fuente de Cri Cri. Cuando llega del kinder, le hablaba a la tele para pedirle que la esperaran, que le diera tiempo de almorzar y de ir al baño.
Después se sentaba en un banquito y se quería caer de la risa con las tonteras de Enrique. Se sabía las canciones, le imitaba la risa y suspiraba de ganas de tener aunque fuera uno, un peluchito o un títere de Enrique, para contarle sus tonteritas y leerle los cuentos que inventaba cuando practicaba a escribir letras. Los dos, Enrique y ella, comían en la cama, planeaban travesuras, hacían mil preguntas, se imaginaban imposibles.
La llevo a que se compre camisetas, se tome fotos con Enrique, coma muchas palomitas y quién sabe, en la de menos, encuentre el títere aquel que siempre quiso tener.
Yo me encargaré de espantarle las hordas de chiquillos malcriados que quieran pasar de primero en cualquier fila, de escogerle la talla y la más bonita, de cantar con ella las canciones, sentarla en los regazos para que pueda ver todo bien, de decirle que Elmo es un reemplazo de porquería que no le llega ni a los tobillos y a llevarla de la manita.
Las entradas fueron gentil cortesía del Antídoto y Fuser como regalo del día de la maigre.
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