He leído muchos comentarios, artículos, colerones y críticas de cómo Telenoticias a pasado de ser La Dama Elegante de la televisión nacional, destino obligado en caso de temblores o bronca nacional, a ser la versión noticiosa de A Todo Dar.
Yo me limito a escucharlas por la tele en la mañana mientras me baño, plancho, correteo a Fuser para ponerle la correa, reviso que nada haya quedado encendido, encuentro las llaves, me devuelvo tres veces por cosas que dejé olvidadas y voy rumbo al trabajo. En la edición de la mañana nunca está doña Pilar. Solo están los periodistas sosos que repiten en audio lo que de todos modos me voy a leer en La Nación al desayuno.
Hoy tuve un ratito a solas a medio día, mientras venía manejando de mi clase de chapoteo se me ocurre ponerme al día porque se me olvidó escucharlas en la mañana, no oí a doña Amelia y los periódicos los leí entre tortillas con queso y papayas.
Sintonizo la estación de radio, escucho el tono de voz de doña Pilar y me digo “Zácatelas! Justo la pesco a punto de hacer uno de esos comentarios editoriales que lo dejan a uno boquiabierto y peliparado de lo lanzada y atrevida que es esta señora!” y le subo el volumen y con todo el morbo y la viniazón del caso me acomodo para escuchar con detalle la destrucción de algún pobre cristiano en manos de la prensa.
Pero lo que se viene es la confirmación de que ese noticiero ya no da ni para programa de chismes. Ante la competencia de ombligos, modelos y chismes de pseudo estrellas y tor- models locales, creo que decidieron mirar hacia atrás, para saber de dónde vienen y recurrir a fórmulas que saben que no fallan. No invocaron a don Rodrigo Fournier. No se hicieron una limpia con hojitas de romero. No dejaron las bromitas de mal gusto y acartonadas que usan los gringos. No cambiaron de maquillista ni de ropero. Están más allá de todo eso. Se han convertido en la versión CNN de Chungalandia.
Porque sólo eso puede explicar que doña Pilar use tres minutos, a medio día, de un noticiero de cuarenta, para hacer un trivia de cuánto mide el intestino delgado, de tres opciones, la respuesta y lo haga con la misma emoción como si nos estuviera diciendo que encontramos petróleo en Río Azul, Escazú o en algún otro basurero y que de ahora en adelante la gasolina, la canasta básica, los servicios públicos y los impuestos tendrán un precio flat rate de cero.
8 metros y medio de tripa? La mujer que tuvo a todo Costa Rica con pesadillas de golpe de estado cada vez que anunciaban nuevos descubrimientos en los casos Caja-Alcatel le emociona saber que tenemos 8 metros y medio de tripa? (No cinco ni tres, que eran las otras opciones, erradas por supuesto). Cómo pasamos de aquel control frío y calculador (y nacionalista y preocupado, claro…), de ese conocimiento del próximo paso del delincuente, de esa relación de amante informativo y sacrificado en que Canal 7 le daba al Ministerio Público, noche a noche, la evidencia en migajas para defender al país de los corruptos a preocuparnos cuánto mide el intestino delgado?
Y es que no estamos hablando de cualquier periodista, de la sección infantil o de la de espectáculos. Estamos hablando de uno de los miembros del quinto poder. La de la supuesta conversación de pellizco en nalga con Dallanese. La de los almuerzos misteriosos con el director de La Nación y el Fiscal Generalísimo. La que denunció amenazas. La que cuando decía al inicio de una edición que en algún momento de esa hora tendría importantes revelaciones en uno de los sonados casos, tenía a toda la clase alta en un temblor, respirando para adentro, haciéndose vientito para evitar el desmayo y en el país silencioso y atento se escuchaba clarito el clink clink de los pedazos de clavos cortados con los finos traseros de todos los que temían salir embarrados. La que despedaza en entrevistas. La matrona y mamá de los tomates. Cuádrele a quien le cuadre.
Y esa, esa misma, ahora en las ediciones de medio día no se preocupa por precios de gasolina, nuevos gobiernos, promesas incumplidas, situaciones internacionales, la guerra en Irak, los niños que trabajan, que violan o que se mueren de hambre. Ahora ella cree que todos seremos más cultos, con opiniones más educadas y mejor formadas, mejores ciudadanos, conscientes, activistas y críticos, si sabemos cuántos putas metros mide el intestino delgado.
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