Mimí me habló de sexo y me dijo:
“Me imagino ya lo básico ya lo sabés y calda si hasta has estado tanteando. Yo te voy a hablar de otra cosa. Si te jalás una torta, oíme bien, lo primero que tenés que saber es que esa criatura es tuya. Si el papá se queda con vos y te quiere ayudar y hasta le da el apellido, magnífico, pero esa criatura es tuya y de nadie más. Vos no sabés en que momento te va a dejar ese hombre y hay que estar lista. No se te ocurra ni casarte ni dejar tirada la Universidad solo porque vas a parir. Tenés que terminar de estudiar, trabajando todo el día si fuera el caso, porque ya te dije: esa criatura es tuya y la sacás adelante a como de lugar porque a toda criatura le hace falta el bocadito de su madre. Ah, y es a vos es la que te toca cuidarte. No te confiés de nada ni de nadie menos de lo que te diga un hombre que acordate que te he dicho que son bien inútiles. Vos sos la que te cuidás. Ya estás manganzona y nada te cuesta ir a un doctor si se te ocurre meterte a grande. Y si tu mama te echa, te venís donde mí y aquí te quedás, pero no se te olvide: esa criatura es tuya y de nadie más. Ya sabés, después del gustazo viene el trancazo. Y es duro. Muy duro. Pero se puede.”
Y algo habría de saber Mimí, porque ella parió y crió a cuatro hijos sola. Sin el papá de los muchachos.
Deja un comentario