Estos días de fin de año marcan la muerte temporal de todas las oficinas estatales en que algún abogado pueda pretender hacer un trámite. Por eso, todo se alborota en esta última semana, y anda una a brincos y a saltos entre un despacho y alguna institución autónoma. Pos iba Sole bajando las gradas de la corte de dos en dos, ya histérica de estar esperando el ascensor (y convencida que es un abuso usarlo para bajar del piso dos al uno) cuando me detienen a los gritos…
– Diay, Sooooole, cómo vassssss?
Paro en seco en media grada y cuando recupero el equilibrio me volteo con la sonrisa de compromiso número 172, porque no reconocí la voz y supuse que era algún conocido. Resultó ser que era alguien que conocí hace más de 7 años (los mismos que llevaba de no verla) y por añadidura y como plus, conocida también de Pico de Oro. Específicamente su exquerendengue, condición que la degrada de inmediato de mujer común y corriente con nombre de pila y apellido, a la zorra esa resbalosa en los ojos de una Sole celosa.
Inmediatamente me sentí incómoda y empecé a planear la excusa barata de que me estaban esperando para un juicio. Pero la rata me captura con la pezuña en el brazo, me bloquea las gradas y no me permitió moverme.
Intercambiamos consideraciones sociales, de esas de los saludos, holacómovas, todobien, quémecuenta, nadanuevo. Y yo hacía de tripas cerebro para acordarme si tenía o no hijos o algún dato que disimulara mi grosería y absoluta falta de conocimiento de qué hablarle o de ella, pero adentro en mi cabeza, me retumbaba “esta es la ex de Pico de Oro, esta es la ex de Pico de Oro, seguro es a ella a la que llamó y se cogió cuando vos desapareciste”.
Ella seguía con su parloteo sin sentido y en una que va y una que viene me repitió unas seis veces, con interés desmedido y metiche y ese tonito insufrible de cuando se le habla a una enemiga en un té de beibichauer: quéhaydetuvidaaaaaa….
Y ahí fue donde se me alertaron las antenitas. La tipa esta, de la que aunque hayamos trabajado el mismo lugar, nunca fui amiga (Nota de Sole: Yo padezco de eso de pocas amigas mujeres), ni nos cruzamos más allá de un buenos días, de repente se mostraba demasiado interesada en mis andanzas y aventuras, mirándome cínica directo a los ojos y evidentemente disfrutando de lo incómoda que yo me sentía. Yo me limité a levantar los hombros. Total, soy experta en eso de no dejarme quebrar bajo interrogatorio. Y entonces, ya histérica, la gran zorra no se aguanta más y me deja caer la bomba en seco y sin el tonito dizque amistoso:
– Cómo está Pico de Oro?
Y ahí fue dónde se despichó Tere. En lugar de sonrojarme con pena por discutir con una extraña mi vida sexual, se me salió una sonrisa de lo más tétrica. Y le contesté con mi mejor voz de careriel:
– No sé. Preguntale a él. (Nota de Sole: Claro que sé! Pero no me dio la gana darle gusto)
La sonrisa disimulada de ella se reventó contra el piso al ver que el cat fight había sido oficialmente declarado por mi gancho al hígado, y tuvo la osadía de replicarme
– Le preguntaría si no fuera porque ya no me habla- (Nota de Sole: aquí yo hice el levantadito de cejas sarcástico) – precisamente por tu culpa.
Y antes de que pudiera seguir yo el pleito me di cuenta del absoluto ridículo que estaba, al menos yo, haciendo.
Traté de entender porqué Pico de Oro le habría comentado de mi existencia. Pero esa reflexión me demoró 10 segundos, antes de internarme en esta: O sea, esta chavala, qué pretende? Que por tener a Pico de Oro en común de repente somos grandes amigas? No se da cuenta que si se publicara la lista de todas la que lo tenemos en común, sacamos un directorio telefónico? Qué le cuente si el mae habla de ella o la extraña? Qué le pida consejos para toques, tiros y/o volados? Qué le comparta sus temores, sus maltratos? Que le cuente que me di a la fuga y que estoy en proceso de negociar un ritorno, como si a ella le importara? Que le pida perdón porque Pico de Oro, en estado de no-compromiso-con-nadie me buscó a mí y ya no a ella? Qué me disculpe por arruinarle los planes de casamiento, embarazo y jaretazo?
Yo no sabía cómo salirme de aquello y le inventé cualquier cosa para irme. Me dijo, con sangre en el ojo, y a modo de hastaluego que me veía demasiado flaca. No me aguanté y le respondí, ya bajando las gradas, que qué lástima que no le pudiera decir a ella lo mismo.
Mi amigo Fede dice que entre hombres es distinto. Que él siente casi una euforia cuando se encuentra con un hermano de leche, como un cariño inmenso. Que le da ganas de abrazarlos, invitarlos a un café y comentar de los amores y las mañas de la cama. A algunos de agradecerle que lo hayan librado de esa pega, a otros por todo lo enseñado a la que ahora ocupa el lugar de pareja. Que hay unos que no saben y se sorprenden del abrazo, apretón doble de manos y sonrisa. Que hay otros que están al tanto y que es una camaradería especial que los une y los hace cómplices y hermanos.
Esto de los parentescos por vínculos lácteos, y a cómo está la situación de monógamos seriados o simultáneos, puede ser que tenga que aprender a manejarlo.
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