Con ojos pizpiretos y sonrojada la mirada, he leído todas las amables coacciones, exigencias, amenazas y manipulaciones que de forma graciosa ustedes se han servido dejar en este humilde rinconcito para que la suscrita revolucione el mundo del short story versión hot-hot-porno.
Aunque coincido con Yuré que es mejor dejar el olor en el aire y que cada uno se imagine lo que le da la gana, sobre todo considerando que ya hubo un adelanto cuando se pagaron las deudas en este arhipiélago y que la mente es el mejor afrodisiaco; la experiencia de leer los Eclipses de Yuré, y su hormonal efecto en la blogpoblación me han convencido que más que needs literarias, tenemos URGES.
Nota de Sex-Sole: Eso en sexo se llama logofilia, que es el placer que genera la lectura de material de cierta temperatura y/o/e descripción. Sobra decir, que solo por el hecho de andar en la navegadera, ya semos todos logofílicos o lectofílicos, como dijo Dean en su catálogo de bloggeros.
Así que attenti tutti: Estamos en eso. Ya saben que aquí, lento pero viene. Les prometo que no serán decepcionados (o eso espero) pero que tampoco me interesa que les de por compartir con la suscrita detallillos, como cierto cliente que ve el supuesto programa de sexo y entre contratos pretende informarme hasta del último pelo de sus actividades y reacciones para mi educada opinión y recomendación.
Será toda una experiencia primero porque por malhablada y alcantarilla me queda más fácil escribir raw y vulgar que classy (a pesar de la galantería de Oscar en su amable comentario) o emulando a nuestro roto citadino, a ese particular personaje urbano, que es el pachuco ordinario que se vale del doble sentido. Algo me dice que el relato debe superar fronteras para entrar en una nueva era de la narración erótica en la que me han precedido con creces el buen Yuré, la mano zurda del Tugo, Ilana y sus duchas de agua helada, entre otros a los que no les llego ni a la uña del dedo meñique del piecito en esas lides.
Que no se confunda con falsas modestias o penas. Les recuerdo que yo soy la salada a la que la gente para en la calle para preguntarme como hago para decir en tele barbaridades como pene o vagina sin siquiera sonrojarme. Y la babosa que con 1.80 de tamaño se pone tacones para verse aun más alta. Quitarme del tiro definitivamente no es lo mío.
También tengo que pensar en el pobre bloggero que fue el coprotagonista del sueño. Sin su anuncia, me niego, ME NIEGO, a hacer público lo nuestro. Y tenemos un voto en contra: el de Yurécito.
Les ruego además, que entiendan el predicamento en que me colocan, porque si Pico de Oro llega a leer de las fantasías que rondan mi inconsciente o de las cosas que me pasan por la cabeza cuando se me apagan por el sueño los restraining orders (inhbidores hormonales), donde para rematar, a confesión de parte, él no aparece, pasan dos cosas: o la letra tiene el efecto viagra y se me viene encima o me manda a la mierda enfurecido de celos que ya he visto que tiene esos devaneos de territorialidad.
Les ruego que tomen en consideración todo lo expuesto y me manifiesten si consideran si debo seguir o no con el proyecto.
Deja un comentario