Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Tormentas

desde la isla de

Me costó mucho dormir anoche. Me dolía el cuerpo del ejercicio, pero estaba tan cansada que no podía levantarme a tomarme algo para eso. Tenía calor. No encontraba la posición correcta.

Y además, por supuesto, la tormenta eléctrica.

El cielo se iluminaba incesantemente con fogonazos de rayos, desencadenando el reflejo de la migraña.

Una noche de bombardeo constante.

El retumbo de los truenos los sentía en las vísceras. Largos, aumentando de intensidad hasta despertarme.

La pesadilla de un temblor que se avecina y no termina de llegar. Se repite, en infinito.

Los vidrios vibraban, igual que el cielo. Era un escándalo confuso. Llovía fuego.

Yo viajaba en sueños por tiempos oscuros.


Gotitas de lluvia

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *