Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Usuarios judiciales

desde la isla de

Ahí voy, a mi querido II circuito judicial, a ver algunos expedientes. Aunque ya no conozco a nadie, igual me siento en casa y me doy cuenta que siento la necesidad de decirle a quien me atienda que trabajé aquí hace muchos años. Si hubiera seguido, probablemente ya estaría pensionada con pensión del Poder Judicial. Pero ¿qué importa? El what if no existe.

En el juzgado de familia, un señor llega y se cola en la fila. No toma ficha. Se sienta y exige que lo atiendan porque informa a gritos que es adulto mayor. Como no está el manifestador, se pone de pie y empieza a asomarse por encima del mostrador a ver si ve los auxiliares.

Les vuelve a decir que es adulto mayor. Pregunta que quién está atendiendo. Miguelito, le dicen. Bueno, es que Miguelito está aquí afuera hace horas volando pico y aquí hay un montón de gente esperando- grita el señor adulto mayor que ni siquiera tomó ficha y que se está colando.

Ante eso, una muchacha de las sillas le dice que todos hemos tomado ficha. Se para y le grita que si no ve que él es adulto mayor.

Miguelito regresa a atender público visiblemente molesto. El usuario insiste en que lo atiendan de una vez y no se mueve de la silla. Miguelito va a buscar el expediente. El usuario empieza a decirnos a todos que él sabe cómo funciona el sistema porque él es ex funcionario judicial de cuando el Poder Judicial servía para algo y no como ahora que no sirve para un carajo, enojándose más con cada palabra que dice. Todos buscamos concentrarnos en los celulares para evitar cruzar miradas con él. Por dicha se va rápido.

De ahí, a la fiscalía. Otra vez ficha. Voy preparada para esperar horas, pero me pongo a pensar cómo se habrá agilizado la atención desde que hay expediente electrónico. Ya mucha gente no necesita venir a hacer molote aquí.

Pasa primero una muchacha que se cola y argumentando que es solo una preguntita, se sienta y pide explicaciones de porqué dejaron en libertad al tipo que la agredió, que solo estuvo dos días preso, que ella está segura que él la va a matar, que ya no sabe qué más hacer, que la tienen que operar de la cabeza porque está mal. Luego una mujer que viene con un gringo- el “esposo”. Ella no para de llorar, le tienen que dar agüita. Y el estelar: un señor mayor- se le ve- primero se sienta en las sillas.

Luego cuando ve que esto es un fiestón y que  todos hacen lo que les da la gana, va y se sienta en la silla de atención al público, hasta que lo atienden.

Ahora soy yo la que pregunta si están atendiendo con ficha o si hay otro sistema. El señor se vuelve y brama que él es adulto mayor y además tiene una incapacidad muy grave permanente. Ah sí? Y cómo llega aquí caminando?- pienso. Pero me callo. De por sí vengo con tiempo.

Y empieza: que puso una denuncia, que quiere saber si está en el sistema, porque él puso toda la prueba. Tiene un archivo fiscal porque no se sabe quién fue el responsable. Cómo que no se sabe si él puso cinco posibles sospechosos con nombre? Que se hizo una investigación con el OIJ y que no llegaron a nada. Que entonces debe ser que el OIJ son unos inútiles porque claro que eso pasó. Está en archivo fiscal. Que me expliquen que es eso. Le explican. No entiendo. Cuándo lo pasan al sistema? Eso dura mucho, tiene que estar preguntando…

Y así, en loop, hasta que una funcionaria ya mayor interviene y todos nos damos cuenta que el señor viene todas las semanas, a poner denuncias diferentes, ninguna tiene sentido. Ya lo conocen en la Fiscalía y saben que lo mejor cuando ya se pone así, es pasarlo a hablar con algún fiscal para que le trate de explicar o por lo menos lo entretenga y le diga que qué pena le da, pero tiene que ir a una audiencia y lo acompañe hasta la puerta.

Yo soy esa señora amargada que no tendría ni ganas ni tiempo para atender gente así. No puede ser casualidad que me tope dos el mismo día, en dos materias distintas. Me compadezco de los funcionarios judiciales y admiro su paciencia.


Gotitas de lluvia

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