Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

Dos entrenamientos en un solo día

desde la isla de

Para ser el mes más despiadado del invierno, el clima está sabrosón. 25 grados como máximo, que se sienten mucho si uno está al sol, pero precisamente para eso uno se cuida.

Es curioso ver mucho gringo red neck, en tanga en la playa, con aquel sol que los va a dejar como langostas. Tal vez porque somos del trópico sabemos qué es lo que puede pasar. Pero ellos ahí los ve uno, a medio día, adquiriendo una quemada de al menos segundo grado. Las playas del sur de Florida siempre me dan la misma impresión de cuando las vi por primera vez a los 8 años: ¿dónde están los árboles? ¿y los copos? ¿quién vende vigorón? ¿a dónde encuentro cajetas?

No se habían terminado de ir mis compañeros a la playa cuando me avisaron que llegó el cerro de paquetes. No exagero con la palabra cerro. Como este es un hotel clásico-histórico, no hay carrito como en los hoteles modernos. Debo haber hecho por lo menos diez viajes al segundo piso, cargando todo.

La recepcionista, una señora negra del Caribe, me regañó dulcemente sobre el exceso. Yo traté de explicarle que no era mío, pero no hubo caso. No ofreció mover ni un solo dedo y cada vez que yo entraba a la bodega a seguir jalando cajas, me felicitaba por mi evidente fuerza en los brazos.

Acto seguido, me descompensé de nuevo, pero como estábamos todos descansando, no fue algo tan terrible. Igual a mí me da pena con otras personas. Por eso siempre prefiero cuarto aparte, pero considerando los precios de aquí, era mejor compartir. A veces pienso que la cirugía del estómago me dejó con estos episodios que se sienten como una discapacidad. No son siempre, pero aun no logro determinar cuándo llegan. Pero bueno, entre eso y morirse ¿qué escoge uno?

Nos fuimos luego de shopping.  Yo, como si tuviera campo en los dos muertos que traje. Spoiler: no tengo. Segundo spoiler: aun así seguí comprando.

Al terminar me di cuenta que ahora en Target tienen una máquina como la que hay en Five Guys, donde uno escoge el sabor de la Coca Cola. Como en Costa Rica ya no traen coca Cherry light, Claudia me dio el vaso de la coca que ella ya se había tomado y lo llené unas 6 veces hasta arriba de Coca Cherry Light. Los refills eran gratis. Parecía yo un alcohólico anónimo que con un resbalonazo de casos en las calles jabonosas de la vida.

Pero necesitaba algo chatarra para acompañarlo y vi unas papitas que me hacían ojitos. Dos dólares costaban. Para pagarlas tenía que caminar como 15 metros a la caja. Nadie se daba cuenta si las pagaba o no. Y AQUEL dilema. Que si las pago, que si no, que son solo dos dólares, que qué importa, que estos gringos brutos, que sí, que no. Al final me obligué a irlas a pagar, sobre todo por Pato, aunque no esté aquí.

Target ya no está tan desabastecido. Me llama la atención que lo único que tienen bajo llave son los legos. En Nueva York toda la sección de medicamentos, maquillaje, cremas, etc estaba bajo llave. Igual hay áreas donde no hay variedad, por ejemplo, en ropa interior. Por dicha mi interés era comprarle calzones a Pato, pero no habían de la talla de él y cómo da igual, porque ni se los pone, no nos perdemos de nada.

La comida de Olive Garden, como siempre, buenísima. Me pongo a pensar de cómo los gringos con plata desprecian este lugar porque para ellos es como una taquería de barrio. Pero una pareja conocida que vive en NYC nos decía que antes salían a comer afuera todas las semanas, ahora si acaso una vez por mes por el alza en los precios. Igual, nosotros pedimos todo para llevar y no quedó nada. Solo media palangana de ensalada, que es buena noticia para mí.

Después de comer hice maletas y sí: necesito una más. Lo bueno es que me la pagan y además, sigo con campo para seguir comprando.

Ahora a las 6 vamos a aflojar un poco a la piscina. Lo necesito, porque quedé hecha polvo con el ejercicio de los paquetes.

***

Ya fuimos. Nadamos como media hora. El celaje estaba impresionante. De la nadada de ahora en la noche aprendí:

  • Que es mejor ir a la competencia mañana sin comer nada
  • Que las cerezas casi se me devuelven cuando practicamos las salidas de las banquetas.
  • Que necesito tomarme un relajante muscular.

Buenas noches.


Gotitas de lluvia

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