Estoy tratando de ver Yellowstone. Me cuesta, porque, para empezar, hay que competir con Pato y Marce por un tele. Cada uno de nosotros tiene gustos muy distintos. A mí me saca de quicio lo que ve Pato, me aburre o siento que me fríen las neuronas. Y lo que ve Marce es demasiado complejo para mí, que no disfruto la ciencia ficción, la fantasía o la matemática.
Por otro lado, aunque los reviews hablan que es una especie de Succession, y podría serlo, los diálogos no son tan buenos pero, a la vez, no es el tipo de serie que le permite a uno hacer varias cosas a la vez. Te obliga a poner atención, pero no te atrapa en la serie, como lo hizo Narcos al inicio o Gentlemen. Entonces por ratos aburre pero no te permite el multitasking.
Para rematar, es de vaqueros. Nunca me han gustado los vaqueros. Ni siquiera cuando jugábamos de indios y vaqueros. Ni siquiera el Llanero solitario y Wild Wild West solo me confundía muchísimo. Las actuaciones son malas.
Con excepción de Kevin Costner, en el papel del patriarca. Me encanta verlo, así, ya mayor. Después de ver varios capítulos seguidos para ponerme al día después del viaje, me doy cuenta que lo veo guapo. Guapísimo. Me gusta ver lo rudo que es el personaje, cómo da órdenes, cómo dirige las cosas, cómo se relaciona con mujeres, cómo se comporta con ellas. Me gusta que es serio, duro. Es inteligente, asume riesgos, toma decisiones, cuida a los suyos. Un Tony Soprano a caballo. La mayoría de las tomas son de él muy serio, casi mal encarado. Un hombre Malboro moderno.
Claro, lo que me gusta es lo mucho que me recuerda al Patán.
Es un macho, definitivamente alfa. El arquetipo del hombre fuerte, proveedor-protector, dispuesto a cierto nivel de violencia si alguien atenta contra sus reglas.
Hay algo en mis genes, que deben venir arrastándolo en los doscientos mil años de presencia humana en la tierra, que me atrae mucho a ese tipo de hombre, que es tan difícil de encontrar hoy en día.
O tal vez solo es estrés post traumático.
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